Un general sin ambiciones políticas

Pervez Musharraf, el general paquistaní que ha derrocado al Gobierno del primer ministro Nawaz Sharif, era considerado un improbable golpista porque era un oficial apolítico que llegaba a la cúpula del Ejército en un momento en que los golpes militares parecían cosa del pasado.Musharraf, de 58 años, ha hecho su carrera como militar sobre el terreno más que en los centros de poder político. Oficial de artillería con experiencia de comandos, llegó a la jefatura del Ejército hace un año en sustitución, después de que su predecesor se viera obligado a dimitir por sugerir una mayor participación del Ejército en la vida política nacional. Sharif había logrado limitar la impunidad de los militares mediante un cambio constitucional.

Hace dos semanas, tras disipar rumores de que un golpe militar podía se inminente, Musharraf vio extendido su nombramiento por dos años más. También se ganó una declaración de apoyo de Sharif. Públicamente no se dio ninguna razón para su repentino cese el pasado martes. Debido a su trayectoria, la mayoría de los expertos consultados consideran que dejará el poder en cuanto pueda.

Musharraf, que fue condecorado por su participación en la guerra de 1965 contra India, se graduó en el Colegio Paquistaní de Mandos y Oficiales de Quetta y también estudió en instituciones militares del Reino Unido. Ha dirigido una brigada de infantería y un regimiento de artillería, y servido en varios batallones de mando.

Nació en Nueva Delhi (India) en 1943, desde donde emigró a Pakistán con su familia. Pasó su infancia en la ciudad costera de Karachi. Ingresó en el Ejército en 1964 y sirvió en un regimiento de artillería tras prepararse en la conocida academia militar de Kakul, en la provincia de Frontera Noroccidental. Además de participar en la guerra contra India de 1965, por la que obtuvo una medalla, también lo hizo en la de 1971 como miembro de los comandos del Grupo de Servicios Especiales, una unidad de élite. Está casado y tiene dos hijos.