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Turisme desvía sus campañas de promoción hacia países del Este más estables que Rusia

Un país políticamente muy inestable, con constantes sobresaltos ante la posibilidad de que su presidente dimita, en guerra con los separatistas chechenos, objeto de ofensivas terroristas y que, además, atraviesa una peliaguda crisis económica y está dominado por las mafias, no es precisamente el mejor de los territorios para gastar dinero en promociones turísticas. Los organismos públicos vinculadas al sector han decidido frenar su presencia institucional en Rusia y desviar proyectos y presupuestos hacia otros países del Este de Europa con más posibilidades de éxito.

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La Agència Valenciana de Turisme se declara "a la espera de acontecimientos" para decidir si corta de raíz el suministro de dinero público destinado a promociones en Rusia o, por el contrario, mantiene el calendiario de promociones marcado con anterioridad a los atentados terroristas que registra Moscú y al proceso de inestablidad política aguda que ha desembocado en un país dominado por las mafias, con una población empobrecida y una clase media, con posibilidad de viajar, absolutamente minoritaria.De momento, Roc Gregori, subsecretario de Turismo, ha decidido desviar fondos a otros países del Este de Europa donde las promociones de la Comunidad Valenciana pueden resultar más exitosa, como Polonia, Hungría y, sobre todo, la República Checa, con una economía esperanzadora y con millones de potenciales clientes.

"En Rusia existen muchas dificultades", señaló Gregori, "tanto por su inestabilidad política como por los problemas de seguridad". "En este país de 200 millones de habitantes", añadió, "nos encontramos con una minoría económicamente muy poderosa, pero se trata de un mercado muy dificultoso, donde las experiencias promocionales de un año no sirven para el siguiente porque todo ha cambiado, y en cada campaña hay que empezar de cero".

Algunas empresas hoteleras reclaman actuaciones directas en Moscú y otras grandes ciudades rusas, pero Gregori ha aparcado un lanzamiento completo hasta ver cómo se resuelve la situación. "No vamos a incrementar el presupuesto, como teníamos pensado antes de la crisis rusa", adelantó.

Idéntica opinión mantiene Matías Pérez Such, responsable del Patronato de Turismo de la Costa Blanca y concejal de Turismo de Benidorm, las dos marcas valencianas más conocidas en el extranjero. "Este año nos vamos a limitar a una exigua representación institucional en las ferias turísticas de Moscú y San Petersburgo, con la contratación de una azafata nativa que distribuya nuestros folletos", aseguró Pérez Such.

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Estabilidad económica

Se acabaron las promociones individualizadas y el desembarco de autoridades en las que los organismos públicos invertían millones de pesetas para intentar tomar posiciones en un mercado incipiente emisor de turistas. "No tiene sentido invertir cuando el país atraviesa muchos problemas de incierta resolución", aseveró Matías Pérez, "cuando desde la competencia redoblan esfuerzos por atraer a visitantes polacos, checos y húngaros, tres países marcados por la estabilidad y con posibilidades de entrar en la Unión Europea, lo que significa que no hay vuelta atrás en el avance económico", concluyó.

Según Turespaña, la Costa Blanca se encuentra entre los principales destinos turísticos de Rusia. En 1997, la oficina que la Agència de Turisme instaló en Moscú tramitó 2.234 visados, y los turistas desembarcados en el aeropuerto de L"Altet durante 1998 sumaron un total de 19.441 personas, con un 31,2% de aumento con respecto al año anterior.

Estas cifras, si no importantes para el conjunto del sector, anunciaban un mercado en ciernes, frustrado ahora por los conflictos internos.

Por su parte, los checos contrataron en 1997 hasta 24.596 pernoctaciones en establecimientos valencianos, y varios operadores turísticos planean contratar vuelos charter para dar cobertura a la demanda, que va en aumento año tras año. La fidelidad de este visitantes es asombrosa, sobre todo en la llamada Costa del Azahar.

El mercado polaco también va en aumento. De enero a junio de este año los habitantes de Polonia contrataron 7.363 camas en hoteles, y todo apunta a que en los próximos años la cifra se multiplicará.

También se han registrado incrementos de reservas procedentes de Hungría, país que mejora económicamente y en el que crece una clase media deseosa de pasar sus vacaciones en el Mediterráneo.

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