Las ecotasas
Suele ocurrir siempre que el planteamiento de un posible nuevo impuesto genere un sin fin de reacciones. En la última semana ha recuperado dinamismo la controversia sobre lo deseable del establecimiento de una tasa que grave a los turistas que visiten Andalucía. La industria turística, al igual que cualquier otra industria, genera problemas de contaminación. El turismo supone mayor tráfico, mayor contaminación acústica y visual, mayor consumo de agentes contaminantes, deterioro de zonas de valor ecológico, problemas de saneamiento,..., y por ello requiere un debate sobre la conveniencia de crear instrumentos que financien los mayores gastos de conservación derivados de estos "efectos externos" de su producción.A las puertas del siglo XXI, esas consecuencias de deterioro ambiental no son aceptables por la sociedad. La recuperación del llamado "turismo rural" es evidencia del valor que tiene para la demanda de servicios turísticos la conservación de la naturaleza. En realidad, esta situación no es más que la lógica del progreso económico. A medida que aumenta el bienestar de los ciudadanos las necesidades van cambiando. Componentes como la conservación, que antes se encontraban supeditados a otros de mayor relevancia como pueden ser el precio o la cantidad, pasan a tener carácter básico, de forma que la inadaptación de la oferta a los mismos puede producir efectos negativos a largo plazo sobre la industria. En el turismo, al igual que en la mayoría de los bienes, fijado el precio asumible, cada vez será menos relevante la cantidad y más la calidad. Han pasado, por tanto, los tiempos del desarrollismo y luchar por acaparar la cantidad puede ser contraproducente en términos económicos.
Ante esta situación es necesaria una actuación nítida por parte de las Administraciones y no existe razón alguna para no utilizar impuestos especiales, como las ecotasas, para financiar la conservación. A partir de aquí, el resto no es más que diseñar las mismas considerando todas las variables implicadas: competencia intrasectorial, particularidades territoriales y de oferta, afloramiento de economía sumergida, etc. Y esto no es más que problemas técnicos de definición de un impuesto solucionables por especialistas.
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