El Ejecutivo chileno sólo confía en la baza de la salud de Pinochet
"Es la felicidad más grande que hemos tenido en 26 años de lucha", decía Viviana Díaz, presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos-Desaparecidos durante la dictadura, en un ambiente de euforia en la sede de la organización. "Es una gran injusticia y una gran crueldad. El hecho de vengarse en mi padre no les devuelve a sus seres queridos", declaraba apesadumbrada Lucía Pinochet, la hija del ex dictador. Eran la cara y la cruz.
Se acaban las esperanzas entre los partidarios del ex general. La salud del anciano ex dictador parece ser la última gran carta que pueden esgrimir quienes pretenden su pronto regreso a Chile. El vespertino La Hora resumía ayer en portada el ambiente en la capital chilena: "Perdió Pinochet".El Gobierno mostró poca sorpresa por la decisión judicial británica y subrayó, en palabras del ministro del Interior, Raúl Troncoso, que no tenía ninguna sensación de fracaso. En la sede de la agrupación de los familiares de las víctimas y en la Fundación Pinochet había escenas opuestas que hablaban por sí solas: una madre besaba sin cesar una fotografía de su hijo desaparecido. Otra mujer deambulaba con una foto de Pinochet colgada al cuello y la frase: Mi general no se rinde. Con la mirada extraviada, la mujer no daba crédito a las noticias llegadas desde Londres.
Poco después del mediodía, unos 1.500 adversarios del exdictador expresaron su júbilo en las calles, en una manifestación convocada en el centro de Santiago y en la que no se registraron incidentes. En algo están de acuerdo todos en Chile: el veredicto del juez Ronald Bartle coloca a Pinochet en la peor de las situaciones posibles y deja escasas alternativas a los abogados del ex general y al Gobierno chileno para lograr su liberación.
Hubo en las declaraciones algunas paradojas. En su particular interpretación, la derecha pinochetista sostiene que lo sucedido ayer es el resultado de la presión política de la confabulación internacional contra el excomandante en jefe. Al mismo tiempo, quienes suscriben esta opinión, como el ex ministro de la dictadura Jorge Prado, afirman que "ahora viene el momento en que el Gobierno de Chile debe ejercer toda la presión posible" sobre los Gobiernos británico y español. [Gonzalo Townsend Pinochet, sobrino del ex general, fue más lejos al decir: "Esto no se nos va a olvidar, que no se les ocurra a estos españoles visitar mañana Chile, porque su estadía no les sería grata a los españoles; estamos anotando en el cuaderno a todas las personas que han contribuido a este acto de venganza", informa Efe].
El Ejército, triste
El Ejército recibió el veredicto con sentimiento de "tristeza", dijo una fuente militar, que indicó que las Fuerzas Armadas permanecerán tranquilas a la espera de los acontecimientos, "pues depositan sus esperanzas en una pronta salida humanitaria. La sensación es que hay que ser prudentes". En la cúpula militar no hay intención de pedir la convocatoria del Consejo de Seguridad Nacional (Cosena), como hizo en ocasiones anteriores con motivo de otros fallos contrarios a Pinochet. "Al igual que el Ejército y la Marina, estamos muy tristes, aunque sabíamos que no se tenían muchas previsiones favorables", reconoció el general Hernán Gabrielli.El abogado Fernando Barros asegura que ahora la única salida son las "razones humanitarias" para persuadir al ministro del Interior del Reino Unido, Jack Straw, de la necesidad de permitir el rápido regreso de Augusto Pinochet a Chile. Paradójicamente, cuanto más empeore su salud más cerca puede estar de Chile. La proximidad de la muerte puede ser su última esperanza.
El candidato socialista a la presidencia de Chile, Ricardo Lagos, favorito en los comicios de diciembre, realizó un gesto hacia el general: "Las consideraciones humanitarias que no tuvo Pinochet cuando estuvo en el poder nosotros sí las tenemos. Ésta es la diferencia entre ellos y nosotros. Yo quisiera ver al general Pinochet en Chile para que dijera la verdad".
Mientras en el Ministerio de Exteriores chileno se trabajaba en la preparación del próximo paso, que consiste en postergar el recurso a la espera de una eventual decisión favorable a Pinochet del ministro Straw, los portavoces del Gobierno indicaron que el fallo respondía a lo esperado.
Alberto Cardemil, presidente del conservador Renovación Nacional (RN) dijo que el Gobierno se dispone a pedir formalmente la liberación del ex general Pinochet. "En este momento, en Londres, se está elaborando una carta del Gobierno chileno a través de la embajada en Londres", aseguró. El ministro de Exteriores, Juan Gabriel Valdés, aseguró que "las violaciones de derechos humanos no deben quedar impunes", pero recordó que en Chile están en manos de la justicia más de cuarenta querellas contra Pinochet. "En Chile impera un Estado de derecho", dijo Valdés, que lanzó un mensaje al ministro Straw para que se tomen en consideración las razones humanitarias en el caso Pinochet.
El diputado y presidente del principal partido chileno (la Democracia Cristiana), Gutenberg Martínez, reconoció el revés: "Es sin duda un mal fallo para la causa de Pinochet", y añadió, "lo primero que hay que tener claro es que no estaríamos en esta situación si en Chile no se hubiesen violado los derechos humanos, si los que estuvieron a su lado no se escondieran hoy, si los que conocen la verdad de los desaparecidos la hubiesen contado y si los que tienen responsabilidades las hubiesen asumido".
Gasto de energías
Andrés Zaldívar, presidente del Senado, manifestó que la decisión del magistrado británico "ha ido más lejos de lo que uno podía pensar. El hecho de haber satisfecho en su plenitud la peticion del juez Baltasar Garzón obliga ahora a recurrir". Insistió Zaldívar en que la jurisdicción del caso reside en Chile, aunque admitió que es difícil que Pinochet regrese pronto a su país, "salvo que opere la vía humanitaria, que espero sirva en algún momento para solucionar esto". "El país está gastando muchas energías en el caso del senador Pinochet", concluyó Zaldívar.
La presidencia de la Fundación Pinochet pidió la suspensión de las conversaciones en la Mesa de Diálogo, la retirada de los embajadores de Chile en Londres y Madrid y la convocatoria del Cosena (del presidente Eduardo Frei con los jefes militares). El ex comandante en jefe de la Marina y senador designado por el ex dictador, Jorge Martínez Bush, insistió en una idea: Chile tiene que hacer fracasar la próxima Cumbre Iberoamericana, que se celebrará en La Habana en noviembre.
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