Moneo pide confianza en su propuesta "moderada y modesta" para el Prado

El arquitecto Rafael Moneo declaró ayer en Bonn que su propuesta de ampliar el Museo del Prado hacia la iglesia de los Jerónimos "está dictada por el buen sentido, es moderada y modesta". Ante la reciente polémica al conocer el estado actual de su trabajo, dijo que es comprensible la aparición de un "temor colectivo de ir adelante". "La propuesta del presidente madrileño, Alberto Ruiz-Gallardón, la tengo que pensar dos veces", afirmó al conocer que el presidente de la Comunidad de Madrid es partidario de poner vidrio a las dos últimas plantas del edificio.

Rafael Moneo, con una maqueta de su anteproyecto y dos carruseles de diapositivas, explicó con detalle el proceso de su proyecto para ampliar en 17.000 metros cuadrados el Museo del Prado en la espalda de la sede de Villanueva, con un nuevo edificio sobre el claustro de los Jerónimos y una cuña acristalada de conexión entre los dos. Su intervención forma parte de la presencia del Prado en la Bundeskunsthalle de Bonn con una muestra de su colección en torno a Velázquez, Rubens y Claudio de Lorena y la presentación de los planes para el futuro museo.El proyecto, según Moneo, está todavía en vía de desarrollo durante los próximos meses, con el programa, alineaciones y volúmenes de las bases del concurso. "Hay pocos cambios, pero son importantes las definiciones y detalles de una arquitectura elaborada". El arquitecto se encuentra en una situación de recibir y ajustar soluciones. "La sensibilidad de la opinión pública con el proyecto tiene su sentido. Todos sentimos el Prado como propio y da mucho miedo empezar una obra como ésta".

Sobre la propuesta en la que trabaja, Moneo dijo que tenía muy en cuenta el reducir al mínimo el impacto ambiental con respecto al edificio Villanueva "que todos admiramos y respetamos". "Puede estar convencido el ciudadano de que este proyecto es medido y moderado, con elementos de jardinería en la espalda del museo y un edificio sobre el claustro, con más o menos acierto, pero que también es muy moderado".

El arquitecto confiesa que le asusta intervenir en el Prado, pero pide confianza en un proyecto que "no es para rasgarse las vestiduras", ya que predominan la razón y la moderación.

Frente a los dibujos y colores que han aparecido en los medios y provocado polémica, Moneo dice que la imagen real es la de un edificio más entonado, como aparece en la maqueta. En las últimas propuestas que presentará al patronato el próximo día 21 figura la hipótesis de una fachada de ladrillo, como una continuidad ambiental, con un color semejante al del edificio cercano de la Real Academia Española. Sobre la cubierta del claustro se estudian dos soluciones que afectan a la estética y a la iluminación, según se utilice una montera de vidrio o una solución de impluvium. También se ha discutido el acceso al edificio en un nivel más bajo a la entrada de la iglesia y la secuencia de las portadas (Academia, Jerónimos) a las que se une otra portada "en clave más moderna pero sin perder el carácter monumental". Esta semana se supo que el arzobispado de Madrid planteó diversas objeciones al anteproyecto de Moneo relativas al impacto sobre la iluminación interior de los Jerónimos, el tratamiento dado al claustro y el tipo de revoco propuesto.

Moneo defiende las razones de su proyecto, que califica como un trabajo de servicio profesional. "Estoy sirviendo al Prado. No lo entiendo como un proyecto de expresión personal potentísima. Me gustaría tener acierto. Lo que se está demostrando es que el edificio Villanueva tiene que seguir siendo el protagonista, con una integración entre colección y arquitectura que no tiene ningún otro museo".

Los historiadores Jonathan Brown y John Elliott, miembros del consejo científico del museo, que participan en mesas redondas sobre Velázquez, coincidieron ayer en calificar de "muy discreto" el proyecto de Moneo. "El Prado es famoso por los muchos cuadros que no expone y ahora se puede convertir en un museo con un proyecto muy discreto en comparación con el de otras ampliaciones", declaró Brown. "Este proyecto compagina un edificio antiguo y otro nuevo que no llama mucho la atención, no es un gran gesto para afirmar a un arquitecto. Ahora hay un edificio donde antes había una ruina".

El proyecto de Moneo es "lógico, discreto e imprescindible", afirmó John Elliott. "Tenemos un magnífico proyecto, y además de un arquitecto español con un prestigio internacional enorme". En la exposición se muestra un cuadro de Giuseppe Leonardo, de 1637, sobre el Palacio del Buen Retiro. Elliott llama la atención sobre los colores rosas que tenían los edificios y la fachada de la iglesia de los Jerónimos, por lo que el empleo del ladrillo le parece sensato para el conjunto. "El proyecto es imprescindible. Madrid tendrá el conjunto artístico más importante con la restauración del Salón de Reinos, tendrá un espléndido museo que no será un megamuseo como el Louvre"; añadió que será un "humillación nacional si ahora se abandona la ampliación".