_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Verdad

NEGRITASEl debate político alcanza en Málaga profundidades ontológicas nunca vistas. Ayer, la alcaldesa Celia Villalobos y los líderes de la oposición municipal estuvieron discutiendo animadamente sobre la verdad. La alcaldesa decía que la verdad es una, que tiene un único sentido, y que no se llega a ella a través de comisiones de investigación. No; lo que hace falta es fortalecer la paciencia, sentarse y aguardar a que los propietarios de la información vayan desvelándola a placer, hoy un poquito, mañana algo más. En el caso concreto del Palacio de los Deportes, que es el que nos ocupa, sólo hay que esperar al viernes, ese día luminoso en el que los técnicos independientes darán su dictamen (¿se cae? ¿no se cae? ¿tendremos el primer pabellón subterráneo de la historia de España?). Y ese mismo viernes, el PP, con una fanfarria festiva, abrirá el armario de los expedientes secretos a los ojos (y lupas) de la oposición, y será el fin del llanto y del crujir de dientes. Pero volviendo a la discusión filosófica. Rafael Rodríguez, de IU, defendía que cada cual tiene su verdad, y que la de la alcaldesa está a años luz de la suya particular, por más que Villalobos disponga de una hermosa mayoría absoluta, que es una cosa que reafirma mucho las convicciones. "Aunque ustedes aprueben lo contrario, señora alcaldesa, los tomates no son mamíferos", declamaba inspirado Rodríguez. El desconcierto cundió entre las filas del PP. Y el PSOE no tardó en contribuir a la alegría de la huerta y a la estupefacción de los populares con un refrán transgénico. "Cuando el río suena, plátano es", recitó Francisco Oliva, parafraseando el embrollo que, a su juicio, caracteriza la política urbanística municipal. Villalobos terminó de un golpe con los chistes de frutas y verduras: sacudió la cabeza y anunció que en el asunto del pabellón resquebrajado "no hay responsabilidades políticas, sólo técnicas". Se hizo un silencio como de catedral gótica. Y mientras todo esto sucede, el club de baloncesto Unicaja, en un enternecedor ejercicio de optimismo, sigue enviando sus notas de prensa adornadas con la leyenda "Málaga llena su Palacio. El deporte es vida". Se aceptan apuestas: ¿de qué llena Málaga su Palacio? ¿De excavadoras? ¿De las piezas de mecano gigante que se usan para apuntalar el techo? ¿De técnicos silenciosos y ofendidos? ¿De guardias de seguridad rampantes? Ah, misterio.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_