El embajador en Bélgica se queja a Albares de su cese: “Me incomoda esta maniobra torpe y ridícula”
Alberto Antón, representante diplomático de España en Bruselas, reprocha en una carta abierta “un intento de ensuciar” su reputación
El embajador de Bélgica, Alberto Antón, uno de los tres jefes de misión cuyo relevo ha provocado polémica en los últimos días, ha remitido una carta abierta al ministro José Manuel Albares en la que critica su “cese inesperado” y denuncia “una maniobra ridícula y mezquina” que pone en entredicho su reputación. La decisión de relevar a Antón, que lleva dos años y cuatro meses en el cargo, se conoció después de que las cámaras lo hubiesen captado adormilado durante un discurso del ministro en la Conferencia Anual de Embajadores, el pasado día 13.
Según explica en la misiva, el todavía embajador fue informado de su “cese inesperado” el pasado 29 de enero por el subsecretario de Exteriores, Xavier Martí, quien le aclaró que no se debía a su “desempeño profesional”. La llamada se produjo apenas 16 días después de que la conferencia en la que le grabaron dormido. En su carta, el diplomático alega que ese día se encontraba enfermo con gripe y bajo los efectos de antihistamínicos, pero aun así decidió acudir a la convocatoria para encontrarse con sus compañeros de carrera. Recuerda que vio entonces las imágenes en las que se le señalaba con una flecha echando “un sueñecito”, pero no le dio importancia e incluso las comentó en “clave de humor”. No obstante, agrega, no descartó que “en el contexto actual del Ministerio [...], si se quería, se podía encontrar en el vídeo munición para tratar de descalificar, amedrentar y eventualmente destituir a alguien llegado el momento oportuno”.
El embajador en Bélgica será relevado por el actual jefe de la misión española en Luxemburgo, José María Rodríguez Coso, a quien sustituirá a su vez Nieves Blanco, embajadora en Lituania y esposa del representante permanente de España ante la UE, Marcos Alonso. Un juego de sillas al que Antón se refiere expresamente en su carta. “La llamada del subsecretario hizo que me interesara por los rumores que corrían por los pasillos, los cuales, en general, suelen ser acertados. Cuando escribo esta carta, se han confirmado los rumores, la situación queda aclarada y es de dominio público. Ciñéndome a lo que me atañe directamente, el asunto afecta a un triángulo de Embajadas (Lituania, Luxemburgo y Bélgica) siendo yo, sin haber cumplido en el puesto el tiempo mínimo habitual (entre tres y cuatro años), el único que salgo perjudicado por tus calculados ajustes”, le dice al ministro.
Antón no solo se muestra agraviado por haber sido víctima de lo que considera un reajuste entre distintas embajadas sino, sobre todo, de que se haya difundido la versión de que su cese es consecuencia de haberse quedado dormido durante el discurso del ministro. “He de confesar, ministro, que esta maniobra, aparte de torpe, ridícula y mezquina, como se ha reconocido ya públicamente, me incomoda y consterna, no ya porque veo en ella, en lo que a mí respecta, un intento de ensuciar y poner en entredicho mi reputación profesional, labrada a lo largo de cuarenta años de carrera como servidor público, sino sobre todo, porque pone de manifiesto una falta de criterio, que hace pensar que se confunde un principio que asumimos todos los compañeros disciplinadamente, como es el de la discrecionalidad, con la arbitrariedad, con lo que ello conlleva de sembrar la inseguridad y el miedo entre los que tenemos la responsabilidad de defender los intereses de España en el Exterior”, añade.
El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, defendió este lunes la discrecionalidad del Gobierno para nombrar y cesar embajadores. En un desayuno organizado por Europa Press, Albares subrayó que el nombramiento de los embajadores corresponde al Consejo de Ministros, que “elige en cada momento a la persona adecuada para un lugar y contexto determinado” y que puede relevarlo “si ese contexto cambia”. “No hay ningún capricho, se rige por los procedimientos habituales”, insistió. Consultado el Ministerio de Asuntos Exteriores, su portavoz ha declinado comentar la misiva y se ha limitado a recordar que el departamento “funciona con los procedimientos habituales”.
Antón, que fue director de la Escuela Diplomática asegura en la carta que acata su “cese inesperado” y lamenta que se “desaproveche un capital de contactos” acumulado en los últimos años, especialmente la visita que los Reyes realizarán en octubre próximo a Bruselas para inaugurar el festival Europalia, en el que España será país invitado. “A partir de la publicación de mi cese en el BOE”, anuncia, “inicio los preparativos de mi salida del puesto, que espero poder realizar en los plazos reglamentarios”.
El de Bélgica es el tercero de los relevos no previstos que se producirán en las embajadas españolas en el Exterior. Además del de Antón, se ha comunicado el fin de su misión al embajador en Croacia, Juan González-Barba, que fue secretario de Estado para la UE que y tuvo diferencias con Albares, y el de Guillermo Kirkpatrick, embajador en Corea del Sur que se reunió con la presidenta madrileña Isabel Díaz Ayuso sin comunicarlo al ministerio. Ninguno de estos relevos figuraban en el Embabombo, el concurso que se publicó en otoño pasado para que los diplomáticos puedan optar a las jefaturas de embajada que estaba previsto relevar este año.
La falta de concreción sobre el plazo de permanencia de los embajadores y los criterios para su selección se debe en gran medida a que el Tribunal Supremo anuló en 2017 el reglamento de la carrera diplomática aprobado en 2014, por no haberse sometido a consulta de los sindicatos. Desde entonces no se ha aprobado un nuevo decreto, por lo que sigue en vigor el del siglo pasado. La Asociación de Diplomáticos Españoles (ADE), mayoritaria en la carrera, dirigió el pasado día 30 una carta a Albares en la que reclamaba que la selección de candidatos para dirigir las embajadas se haga mediante un proceso “previsible y transparente, con cumplimiento de plazos predeterminados […] conforme a criterios objetivos y no arbitrarios […] priorizando a quienes presenten un perfil más adecuado para cada una de las vacantes”.
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