"Cuando se trata de ETA, no le negamos nada a España"

En vísperas de su visita a España, el presidente de la República Francesa, Jacques Chirac, conversó ayer en el Palacio del Elíseo con cuatro periodistas de otros tantos medios españoles. La operación policial llevada a cabo en Pau volvió a situar la cuestión de ETA en la conversación. El jefe de Estado francés no rehuyó un vistazo al pasado, cuando las demandas españolas eran acogidas con frialdad en los despachos de París.En esta materia, clave en las relaciones entre ambos países, el presidente francés se expresó con una franqueza sin precedentes en las autoridades francesas. Empezó por admitir que durante cierto tiempo, por razones ideológicas, Francia no quiso colaborar con España en la lucha contra ETA y que el resultado de esa actitud fue que el terrorismo vasco descubrió que podía refugiarse tranquilamente a ese lado de la frontera.

Chirac recordó que la inflexión en la colaboración antiterrorista se produjo en la etapa en la que él ejercía de primer ministro y François Mitterand, de presidente. A su juicio, la colaboración entre los servicios policiales franceses y españoles ha ido estrechándose progresivamente hasta hacerse ejemplar. "Siempre se puede mejorar, claro, pero no sé qué más podemos hacer porque, de verdad, hacemos lo máximo, como se ha visto esta mañana [por ayer]. En este asunto de ETA, Francia y España estamos mano con mano", dijo, tras indicar que hace tiempo que las autoridades de París no le niegan nada al Gobierno de Madrid y que el problema del terrorismo ha dejado de ser un problema político para ser un asunto "técnico".

Respecto a la tregua se mostró cauteloso y de acuerdo con la decisión del Ejecutivo de Madrid de acercar a reclusos de ETA a las prisiones vascas. "Visto desde fuera, me parece que la política más correcta es la de abertura, por un lado, y de firmeza, por otro". "La firmeza es necesaria", insistió, "porque tal y como comprobamos en otros casos, la violencia se convierte en cultura de la violencia y costumbre, y es difícil hablar con esa gente ya que habla un lenguaje distinto".

En contraste con las "ambigüedades del pasado", Chirac dibujó un panorama casi perfecto de las relaciones entre Francia y España, pero no hasta el punto de negar las discrepancias existentes en asuntos como la construcción europea de Defensa, la ampliación europea o la agricultura. Frente a la pretensión francesa de incorporar a Madrid a un primer círculo de países (Gran Bretaña, Alemania, Italia, Francia), llamados a comprometerse en la creación de los futuros órganos militares y políticos encargados de la seguridad europea, el Gobierno español plantea que esa tarea debe contar con la participación de los Quince. "La posición española tiene su lógica, pero estamos entre la lógica y el pragmatismo", señaló.

El presidente francés subrayó la importancia del crecimiento económico español y se reiteró en la idea de que "España es hoy un socio mayor" de Francia con la que comparte raíces comunes y ambiciones y proyectos similares en Latinoamérica y en el Mediterráneo, espacio en el que, dijo, "es preciso sustituir las fracturas por los puentes".

Reclamó el concurso de España en la búsqueda de la paz en Oriente Medio, de facilitar la democracia en Argelia y de incorporar a este país y a Marruecos al desarrollo económico y social. Tras definirse partidario de la descentralización, Chirac se mostró distante sobre el modelo español de Estado de las autonomías. "No creo que ese modelo, tal y como está desarrollado en España, sea adaptable a Francia", comentó.

Elogió repetidamente al Rey y al presidente José María Aznar, de quien dijo que posee una "tenacidad tranquila" y se mostró encantado ante la perspectiva del viaje: "La primera visita de Estado que un presidente francés realiza a España en lo que va de V República".