Empieza el curso de los planes

Colarse en la clase de al lado a primera hora para hacerse con una silla fue rutina para muchos universitarios. Pero eso era hace unos años. Dentro de más bien poco empezará a haber pupitres vacíos. Los nacidos en los años en que la natalidad tocó fondo en Euskadi se van haciendo mayores. La masificación en las aulas está aún fresca en la memoría de la Universidad, pero le ha llegado la hora de cambiar el chip. Dos de las tres universidades del País Vasco han puesto a sus máximos responsables a pensar sobre cómo afrontar ese cambio trascendental. La Universidad del País Vasco (UPV), pública, y Mondragon Unibertsitatea, privada, empezaron hace unos meses a gestar sendos planes para adecuarse al panorama que se avecina. Es el proceso para diseñar la universidad del futuro. En torno a 84.000 universitarios empiezan estos días el curso 1999-2000. Son menos que hace un año. El alumnado universitario de toda la vida -veinteañeros recién salidos del colegio- va camino de convertirse en un bien escaso y apreciado en un escenario en el que la competencia aumenta también a un ritmo vertiginoso. Por dos razones sobre todo: el nacimiento de nuevas universidades y por que las nuevas tecnologías como Internet permiten que uno pueda seguir una carrera desde su casa, a muchos kilómetros de la clase y el profesor. El actual Rectorado de la UPV le quiere dar la vuelta a la institución. La reforma se presenta más bien complicada. Por un lado porque, como señaló el rector, Pello Salaburu, en la apertura del curso la semana pasada, implica un cambio de mentalidad profundo en toda la comunidad universitaria. Y por otro, porque sus enormes dimensiones hacen que cualquier decisión afecte a una gran cantidad de personas. El capítulo que se presenta como el más controvertido en la pública es la reorganización de las carreras. El prolongado, y en ocasiones áspero, debate que precedió la selección de las diez nuevas titulaciones que se implantarán en cuatro años indican lo que se avecina. Las tres primeras del lote (Filología Alemana, Ingeniería Química e Ingeniería Electrónica) se imparten desde ya. El recién aprobado decreto del Gobierno vasco que regula la implantación y supresión de titulaciones llega justo cuando la universidad pública se ha propuesto volcarse en amoldar mejor su oferta docente a la demanda laboral actual, que en muchas áreas poco tiene que ver con la de hace una década o dos. La herramienta para reestructurar la UPV es el plan universitario, donde detallará sus objetivos para los cuatro años siguientes. Mondragon Unibertsitatea y la UPV coinciden en el propósito de dar un mayor impulso a la investigación y estrechar sus respectivos vínculos con las empresas. Mondragón le lleva mucha ventaja a la pública en este aspecto. Básicamente porque nació, creció y vive bajo el paraguas del mayor entramado empresarial de Euskadi, Mondragon Corporación Cooperativa (MCC). No obstante, su rector, el exconsejero de Industria Javier Retegui, cree que incluso en este aspecto se debe mejorar. Pero lo que más le preocupa a Retegui es también cambiar el concepto actual de universidad, cambiar la mentalidad de profesorado y alumnado. Implicará, en síntesis, que las aulas dejen de ser un lugar donde el universitario adquiere conocimientos y se convierta en un lugar donde uno aprende a manejarse en áreas como la búsqueda de información, la gestión, la innovación, etcétera. Otro de los aspectos esenciales para los responsables de Mondragon es educar al alumnado en valores, pero no desde la teoría sino enseñándole a aplicarlos en clase y en las prácticas de cada día. Un reducido equipo trabaja en el diseño de esa otra universidad que sería realidad en ocho años. Sus redactores estiman que el plan estará terminado hacia fin de año. A la hora de afrontar esta reforma, Mondragón tiene a su favor su manejable tamaño -tiene 2.800 alumnos- y su juventud. Éste que empieza es su tercer curso como universidad independiente. Alumnos mayores La enseñanza dirigida a mayores es una de las novedades de este curso en Euskadi. La UPV estrena una titulación oficial especialmente diseñada para que alumnos de más de 55 años adquieran una formación sobre áreas que les interese y les sea útil para la vida cotidiana. Una de las pocas novedades que ofrecerá la Universidad de Deusto es un curso, no oficial, para mayores de 25 años y que no requiere estudios previos. Oficialmente, tanto la UPV como Deusto insisten en que sus muy diferentes ofertas son una respuesta a la demanda de formación desde colectivos diferentes al típico universitario, pero a nadie se le escapa que ha llegado la hora de captar un alumnado distinto, ante la escasez del tradicional. Aunque Universidad y sociedad en general se van conociendo cada vez mejor, los rectores vascos consideran que se le puede sacar mucho más jugo al potencial de los universitarios y de lo que se cuece en sus aulas. El cóctel que forma el año 2000, la caída del alumnado y el acelerado desembarco de nuevas tecnologías les han puesto sobre la mesa el desafío de crear la Universidad del siglo que viene.