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BARCELONA

Luchando con los elementos

La terna de esta corrida final de la temporada barcelonesa se pasó la tarde luchando con los elementos. En este caso, los elementos eran los toros, que dieron muy pocas facilidades, unos por flojos y sosamente nobles, otros por mansos, algunos también por su sentido o por descastados y reservones. Realmente, con el muestrario ganadero que figura en la ficha no era de extrañar. Los dos primeros astados, de Julio de la Puerta, por lo menos se dejaron, sobre todo el primero, aunque era muy flojo y fue acortando la embestida a medida que avanzaba su lidia.

Ruiz Manuel estuvo lucido con el capote y, después de un excelente tercio de banderillas a cargo de Curro Molina y Emilio Fernández, mostró buenas maneras y supo no ahogar las embestidas de un animal que tenía muy poca fuerza, destacando en una buena serie con la zurda a base de muletazos largos y de mano baja.

Puerta / Ruiz, Encabo, Bejarano

Toros: 1º, 2º y 3º (sobrero) de Julio de la Puerta, manejables los dos primeros, deslucido el otro. 4º de El Sierro, bronco. 5º de Ramón Flores, manso gazapón. 6º de Fernández-Rivera, manso, con sentido. Ruiz Manuel, nuevo en esta plaza: aviso y vuelta; oreja. Luis Miguel Encabo: vuelta y ovación. Vicente Bejarano, nuevo en esta plaza: silencio; aviso y ovación. El banderillero Francisco Javier García sufrió una cornada de pronóstico menos grave al salir de un par de banderillas en el sexto.Plaza de Barcelona, 26 de septiembre. Un cuarto de entrada.

El cuarto era un bastote pedazo de toro y el muleteo fue muy toreramente iniciado por Ruiz Manuel, aunque a continuación se echase en falta un mayor sometimiento del animal, lo que acrecentó sus dificultades. Ello no arredró al espada, que le plantó cara con mucho valor. Cortó la única oreja de la tarde, después de media estocada.

Encabo saludó a su primero a porta gayola y arriesgó en banderillas. Con la muleta, muy dispuesto, hizo lo que el astado le permitió: una faena entonada por el mejor pitón del animal, el derecho, rematada con una estocada desprendida.

Con el huidizo y complicado quinto no quiso complicarse la vida y los muletazos fueron rápidos y sin remate. La estocada entera final fue de efectos fulminantes.

El muy flojo tercero fue devuelto a los corrales y sustituido por un sobrero de la misma ganadería, muy deslucido.

A Bejarano ni se le reconoció el mérito de estar muy firme ante él, aunque la necesaria y larga insistencia entre pase y pase acabase cansando. Lo peor fue un bajonazo después de dos pinchazos.

El sexto provocó la desconfianza de un tan buen banderillero como Francisco Javier García, al que acabó hiriendo. Bejarano estuvo muy valeroso con él y le extrajo muletazos de mucho mérito y aguante, no dejando ver más que muleta al regalito. Alargó en exceso la faena y acabó de pinchazo hondo y tres descabellos, siendo ovacionado.

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