El cardenal Carles critica el estilo árabe del cartel de las fiestas de la Merced
El arzobispo de Barcelona lamenta que no se reflejen los orígenes cristianos del evento
El arzobispo de Barcelona, Ricard Maria Carles, criticó ayer el diseño arabista del cartel de las fiestas de la Merced, patrona de la ciudad, y lamentó que no refleje "claramente sus raíces inequívocamente cristianas". Carles se refirió al cartel realizado por el artista Nazario durante la misa en honor de la patrona, a la que asistió la Corporación municipal y el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol.
La insólita regañina del arzobispo a la Corporación barcelonesa por eludir el origen cristiano de la fiesta de la Merced levantó inmediatamente una polvareda a la que no fue ajeno el clima electoral que se respira en Cataluña, aunque no consiguió que ningún grupo político compartiera sus quejas. Las fiestas de este año hacen precisamente énfasis en la defensa de la diversidad cultural, no ya sólo con el cartel de Nazario, sino con el pregón que la víspera hizo la escritora y periodista Maruja Torres, que apuntó a la posibilidad de que en el futuro el pregón lo hiciera "alguien llamado Rachid o Fátima".El autor del cartel no pareció sorprenderse por la opinión del prelado: "El arzobispo es un skinhead del clero, porque a través de estas opiniones se ve de qué pie cojea cada uno". Nazario considera que la Iglesia no merece su respeto, "después de su postura sobre la pena de muerte o de su descalificación de los homosexuales".
En su sermón, el cardenal Carles dijo: "Desearía que, con vistas al futuro, algún año los signos más públicos y los instrumentos publicitarios de nuestra fiesta mayor hablaran bien claramente de sus raíces inequívocamente cristianas". El arzobispo hizo una llamada a crear "una nueva cultura de la solidaridad y la cooperación internacional para una economía al servicio de la persona".
El cristianismo, dijo, procura aliviar la marginación y dar acogida a todas las culturas. Pero, añadió, "hace falta que el respeto y acogida sean mutuos", y reclamó "reciprocidad" a otros credos y culturas, "el mismo respeto y acogida que les dispensa el cristianismo".
Fuentes del arzobispado declinaron entrar en la polémica, pero matizaron que "las frases del cardenal no pretendían ofender a nadie, sino expresar en clave positiva que los signos externos de la fiesta de la Merced reflejasen sus raíces cristianas".
El alcalde, Joan Clos, fue tajante: "El cardenal expresa sus opiniones, y nosotros las oímos y hacemos lo que debemos hacer", dijo. A Clos, el cartel "le gusta de forma especial estéticamente y por su mensaje de apertura, cordialidad, integración y convivencia". El concejal de Cultura, Ferran Mascarell quiso puntualizar que el cartel también dibuja el templo católico del Tibidabo y el Sagrado Corazón.
A Joaquim Molins, jefe de filas de CiU en el Ayuntamiento de Barcelona, también le gusta el cartel "y la pluralidad que quiere representar, porque refleja la de la ciudad". El portavoz del PP, Emilio Álvarez, lo ve correcto y no enjuicia la opinión de la Iglesia.
Mucho más duras han sido las reacciones de las asociaciones de apoyo a la inmigración como SOS Racismo, cuya portavoz, Núria Vives, calificó el mensaje de Carles de autoritario y su actitud de xenófoba, porque "excluye del hecho de ser barcelonés a una parte de la población por su religión". Mohamed Said, portavoz de Ibn Batuta, la asociación árabe más importante de Cataluña, consideró "muy fuertes" las palabras de Carles. "Es un acto de intolerancia porque no acepta la pluralidad religiosa y cultural de Barcelona", dijo.
Miguel Pajares, responsable de Migraciones de CCOO, piensa que el arzobispo "pretende crear una identidad barcelonesa en base sólo a las raíces cristianas", y recordó que el Papa dijo algo muy parecido recientemente en Eslovenia, referente a crear una identidad europea sólo cristiana.
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