Ibarretxe se compromete a dedicar 120.000 millones extraordinarios a gastos sociales
El lehendakari, Juan José Ibarretxe, aprovechó ayer su discurso en el debate de política general que abría el curso político para anunciar la puesta en marcha de un plan extraordinario cuatrienal dotado con 120.000 millones de pesetas (721,2 millones de euros) destinado a luchar contra la pobreza y modernizar las infraestructuras físicas y tecnológicas de Euskadi. La financiación de este programa, que abarcará el periodo 2000-2003, quedará al margen de los presupuestos ordinarios. Ibarretxe anunció que se echará mano de los excedentes presupuestarios, los remanentes de tesorería, el ahorro en los gastos corrientes del Gobierno e incluso recurrirá a la deuda si fuera preciso. Así, el jefe del Ejecutivo vasco volvió a reiterar una de sus expresiones más queridas: "Hay que poner cara y ojos al progreso", es decir, que "una sociedad no puede salir adelante si se olvida de los más desfavorecidos". Esta iniciativa ha recibido el nombre de Plan Euskadi 2003 y gira en torno a dos ejes: solidaridad social y modernización. En la pasada legislatura, el anterior lehendakari, José Antonio Ardanza, ya puso en marcha un plan extraordinario, Euskadi XXI, pero su dotación presupuestaria era menor y, sobre todo, se centraba en la modernización de infraestructuras. En el bloque social, Ibarretxe adelantó algunas propuestas novedosas, que se incorporarán al Presupuesto de 2000, que ultima el Gobierno estos días. En primer lugar, se va a impulsar de forma decidida el contrato de relevo para incorporar a los jóvenes al mercado de trabajo. El Gobierno reforzará los servicios sociales de base de diputaciones y ayuntamientos con técnicos de inserción, algo que no existe en la actualidad. Estos especialistas analizarán los problemas locales de marginación y facilitarán soluciones a los consistorios para mejorar la prevención. PASA A LA PÁGINA 3
Cada departamento del Gobierno destinará el 5% de su presupuesto al desarrollo de las nuevas tecnologías
VIENE DE LA PÁGINA 1 El capítulo social se completa con algunas modificaciones del Ingreso Mínimo de Inserción (IMI) o salario social. Ibarretxe anunció que su Ejecutivo va a aprobar un decreto de estímulo al empleo destinado a los perceptores del IMI. Ahora, los beneficiarios de esta ayuda (cuya cuantía asciende a las 46.000 pesetas mensuales) deben dejar de cobrarlo si encuentran un trabajo, aunque sólo les suponga percibir 5.000 pesetas más. La idea del Gobierno es que determinados ingresos particulares que puedan tener los perceptores del IMI dejen de cuantificarse y puedan seguir cobrando el salario social. Así podrán continuar en el mercado de trabajo y con expectativas de mejorar su situación. Por otro lado, el lehendakari aseguró que se va evitar el desfase que en la actualidad se produce cuando una persona que cobra el IMI cumple los 65 años y pasa a depender de una pensión no contributiva, las que se perciben sin haber cotizado a la Seguridad Social, y que supone una menor cuantía que el salario social. La dinamización económica de las áreas desfavorecidas, su regeneración urbana y la promoción de viviendas sociales en estas áreas constituyen las otras patas del bloque social. En el apartado de la modernización, resaltó la necesidad de invertir en mejorar las infraestructuras físicas, las hidráulicas, en promover proyectos estratégicos y, sobre todo, en poner en marcha un plan de adaptación de Euskadi a la emergente sociedad de la información. Alumnos con ordenador La importancia que Ibarretxe concede a las nuevas tecnologías de la información queda patente en que todos los departamentos del Gobierno tendrán que destinar el 5% de su presupuesto operativo a partir del año 2000 a promover el desarrollo de aplicaciones informáticas, con especial incidencia en los servicios públicos relacionados con la atención a los ciudadanos. Otros de los proyectos específicos son el que todos los alumnos de más de 14 años (estudiantes de Enseñanza Secundaria Obligatoria) tengan acceso a un ordenador durante esta legislatura, la puesta en marcha de la Fundación Vasca para la Sociedad de la Información, el desarrollo del comercio electrónico, la potenciación de los operadores de Internet, de los fabricantes de equipos y que el voto electrónico sea efectivo para las próximas elecciones autonómicas, algo sobre lo que el Departamento de Interior trabaja desde la pasada legislatura y que supondría una innovación en España. Según el lehendakari, el futuro de Euskadi pasa por no descolgarse de la sociedad de la información. "¿Van a ser más ricos los ricos o más pobres lo pobres como consecuencia del manejo de la información?", se preguntó. "Hoy llega la información al mismo tiempo a Miravalles que a Singapur. Por eso, de lo que se trata es de disponer de la capacitación suficiente para desarrollar el campo de las nuevas tecnologías en perfectas condiciones", recalcó en su intervención inicial. Además del Plan Euskadi 2003, los Presupuestos para el año 2000 seguirán manteniendo un marcado carácter social, según adelantó el lehendakari. Setenta de cada cien pesetas de las cuentas públicas irán al gasto social. "Soy un amante de la economía del corazón, lo que no significa que se trate de una economía sin seso", abundó. Tras desplegar la batería de propuestas sociales, Ibarretxe se sintió reforzado para animar a la sociedad a seguir avanzando. "Existe una Euskadi real, con problemas, pero que avanza, que pone en marcha proyectos ilusionantes (Guggenheim, Euskalduna, Kursaal), que crea empleo pese a las dificultades, que crece por encima de las economías de su entorno y que apuesta por la paz", señaló. Pero, por otra parte, tampoco se olvidó de la otra Euskadi, la que sólo está presente en el crispado debate político de cada día y que "nos empeñamos en crear con nuestras continuas referencias a la división, a la confrontación y a la desilusión", se lamentó. En esta línea, el lehendakari lanzó una pregunta al aire para que los partidos vascos reflexionen sobre la importancia de abandonar el enfrentamiento permanente en que están envueltos y salgan del laberinto de la política en Euskadi: "Si estamos mejor, y esto lo hemos conseguido entre todos, ¿por qué no lo reconocemos abiertamente? ¿Por qué no asumir y compartir un éxito colectivo?".
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