Del uso bélico al ubicuo móvil
"Muchos dicen que el magnetrón fue la válvula que ganó la Segunda Guerra Mundial", asegura Elías de los Reyes, responsable del Grupo de Calentamiento por Microondas de la Universidad Politécnica de Valencia. Y justifica su afirmación en que, mientras los alemanes investigaron ondas destructivas de baja frecuencia y mucha potencia, los británicos desarrollaron en los años treinta magnetrones para emitir ondas de alta frecuencia (más manejables y fácilmente transportables) para implantar una poderosa red de radares.Queda claro pues que el origen de las microondas fue en un principio, como gran número de los descubrimientos científicos de este siglo, el uso bélico. Y no fue hasta tres décadas después cuando las investigaciones en alta frecuencia fueron desclasificadas y cuando se les encontró una auténtica killer application (aplicación asesina), concepto con el que en el argot se define a un uso práctico que pueda ser comercializado a gran escala: esto es, el horno microondas. Con el desarrollo civil de los magnetrones, éstos se abarataron (en los sesenta costaban 400.000 pesetas de la época) y se abrió el abanico de utilidades.
Quizá el más importante, por universalizado, es el inofensivo teléfono móvil (quizá la única muerte que ha provocado, misil mediante, es la de algún integrista). Y De los Reyes, con 25 años de experiencia en estas ondas, se encarga de recalcar que los teléfonos móviles emiten con muy poca potencia. "Algo que funciona con pilas no puede hacer daño", explica. Y lo argumenta en que no es lo mismo tocar algo a 25 grados que a 120, porque en este caso uno se quema. Pues lo mismo. "Los móviles son microondas, pero no para transmitir energía, sino información". Su potencia es mínima.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
Análisis de ajedrez | Joya rápida de David Antón en Catar
¿Repetir o pasar de curso? Algunos daños colaterales
Detenido en Chiapas Yoel Alter, integrante de la secta Lev Tahor, por presunta trata de menores para matrimonios forzados
Ayuso aprueba un gasto extra de 106 millones de euros para el “reequilibrio” económico de tres hospitales de Quirón en 2025
Lo más visto
- Maisa Hens, cantante: “Gracias al anuncio de El Almendro no tuve que volver a hacer un ‘casting”
- De celebrar el Gordo a temer no cobrarlo: la comisión de fiestas de Villamanín se dejó en casa un talonario vendido antes del sorteo
- Los socialistas valencianos reclaman a Feijóo que entregue a la jueza de la dana la conversación íntegra con Mazón
- “Un jardín con casa, no una casa con jardín”: así es la premiada vivienda de 146 metros cuadrados que se camufla con la vegetación
- Víctor Bermúdez, profesor de Filosofía: “Hemos perdido el control del proceso educativo, lo que damos en clase es en gran medida un simulacro”




























































