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El Papa advierte por cuarta vez a la Iglesia alemana sobre el aborto

Ni siquiera en cuestiones de método consiente matices el Vaticano. Los obispos alemanes, que ayer iniciaron su asamblea general de otoño, se enfrentan a otra requisitoria del Papa, la cuarta en dos años, para que abandonen la red estatal de consultorios sobre el aborto. La visita a uno de los 1.700 consultorios que integran esa red, de los que 270 son católicos, es obligatoria para acceder a un aborto despenalizado, al ser los únicos que emiten el volante que la mujer ha de presentar en los hospitales. 200.000 embarazadas usan cada año ese servicio.La Conferencia Episcopal alemana, a la que el Pontífice había exigido distinguir "sin ambigüedades" entre asesoramiento y emisión de volantes, creía haber resuelto su obediencia debida incluyendo en el volante que certifica que la mujer recibió la obligada asesoría psicológica la siguiente frase: "Este certificado no puede ser utilizado para la realización de un aborto legal".

Pero el Papa no acepta esa fórmula, a la que los obispos habían llegado después de agrios debates. Así que los 72 prelados de la Conferencia esperan con impaciencia el contenido de la cuarta requisitoria papal, que les leerá hoy o mañana su presidente.

No será distinta a la que excucharon en junio, cuando celebraron su asamblea de primavera. Es probable, incluso, que la cuarta carta del Vaticano sea todavía más radical en su orden de abandonar sin contemplaciones los consultorios. De paso, logrará probablemente la caída del presidente de la Conferencia Episcopal, Karl Lehmann, a mano de los conservadores, hasta ahora en minoría. La reciente visita al Vaticano de dos exponentes de esta corriente, el obispo de Fulda, Johanes Dyba, y el cardenal de Colonia, Joachim Meisner, ha dado pie a esas especulaciones. Ambos son candidatos al cargo que desempeña Lehmann desde hace seis años.

Argumentos y dinero

Estos prelados conservadores sostienen que la emisión de un certificado que pueda ser utilizado para la práctica del aborto convierte a la Iglesia en cómplice de un crimen. Es la visión del Papa. Pero la mayoría, con Karl Lehmann a la cabeza, así como las agrupaciones de mujeres católicas de base, los asistentes sociales y psicólogos de Cáritas que trabajan en los centros y el conjunto de los partidos políticos, no comparten esa interpretación simplista.

Dejar la red de centros de asesoramiento previo al aborto es abandonar a las mujeres que piden consejo antes de tomar una decisión difícil, opinan. Los asesoramientos forman parte de la labor pastoral de la Iglesia. La presencia de católicos en los centros que emiten los certificados constituye una oportunidad para convencer a la mujer de que no aborte: lo logran en el 25% de los casos. Y, además, por esa labor la Iglesia se hace acreedora a una generosa financiación estatal, que perdería si deja sus sillas vacías. Es otra buena razón, pues tiene que ver también con la capacidad pastoral futura de la Iglesia católica.

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