El canciller aprieta donde más duele o una sesión de té envenenado
Fue una invitación a tomar el té en un salón del palacio que aloja a la cancillería chilena en Santiago. El té es una bebida amable que invita a la conversación serena. Pero la sesión del jueves pasado fue tensa. Algunos de los presidentes de las 19 empresas españolas que acudieron llegaron a pensar que Juan Gabriel Valdés había decidido hacer una dramatización planificada, a fin de que se transmita al exterior, sobre todo a España; otros estiman que el Gobierno chileno está bajo presión militar intensa estos días y que las admoniciones de Valdés reflejan la realidad. El hecho es que el encuentro, "supersecreto", se filtró a la prensa y cuando los presidentes llegaron a la cancillería, se hallaron inermes ante las cámaras.El ministro de Relaciones Exteriores hizo una larga exposición de la crisis provocada en las relaciones de ambos países por el caso Pinochet. Habló del Ejecutivo español como "prepotente" y "arrogante". Valdés advirtió de que el Gobierno chileno "no se responsabiliza de que el clima antiespañol actual pueda perjudicar a las empresas españolas". Pero, al tiempo, admitió que las empresas nada tenían que ver con la situación creada, y solicitó a los empresarios que se movilicen para hallar una salida.
El canciller explicó en el capítulo que el Gobierno chileno ha decidido acudir con una demanda al Tribunal Internacional de Justicia de La Haya (ayer matizó que esto tendrá lugar después del juicio de extradición de Pinochet en Londres) y que ya estaba buscando el apoyo de otros países de América Latina con vistas a plantear el problema en el camino a la Cumbre Iberoamericana de La Habana.
Tras la perorata de Valdés, sólo intervino una persona: el presidente de la Cámara de Comercio Española en Santiago. Como era previsible, lamentó la situación y explicó que las empresas españolas nada tenían que ver con el conflicto.
"Todo parecía dispuesto como parte de una estrategia de comunicación perfectamente diseñada", dijo un empresario consultado por este periódico. "Algunos éramos conscientes de que se nos utiliza como correa de transmisión", añadió.
Otro empresario dijo que más allá de la puesta en escena, la situación empeora por momentos. "La presión militar es intensa en estos días y el Gobierno de Eduardo Frei necesita hacer gestos, quiere demostrar que está haciendo todo lo que está en sus manos para traer a Pinochet a Chile", explicó el ejecutivo.
La reunión fue convocada de improviso horas antes de celebrarse y acudieron muchos presidentes de empresa. Al término de la sesión de té, se les hizo salir por una puerta lateral a fin de eludir a la prensa.
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