Los jefes de la mafia rusa 'lavan' su dinero en Gibraltar antes de introducirlo en Marbella
El rublo más sucio de Moscú puede convertirse en una peseta muy limpia tras un largo viaje que le obliga a ser dólar en Nueva York, franco en Suiza y libra en Gibraltar. El jefe de la mafia Leonid Terekhov y el ex banquero Alexander Sigarev, investigados por la justicia rusa y detenidos por la policía española en Marbella (Málaga), poseen un sinnúmero de sociedades -la mayoría, a nombre de testaferros- para blanquear la fortuna procedente de sus negocios ilegales. Dedicados al juego, el contrabando y los desfalcos, tienen asesores en la Costa del Sol.
No caer en el mismo error que el llorado Al Capone. Terekhov y Sigarev lo tienen claro. Así se desprende al menos del gran trasiego al que se ve sometido su dinero, intentando que la policía fiscal de su país no les pise los talones. El lujo que disfrutan en Marbella los dos rusos -detenidos en julio por la policía de Málaga y pendientes ahora de una orden de expulsión- no es sólo pompa; también es estrategia. Las mansiones de Las Chapas y Villa Marina, el yate anclado en Puerto Banús, su numeroso parque automovilístico o las distintas sociedades que poseen -ya sea directamente o a través de testaferros- forman la parte visible de un complicado entramado financiero. Su objetivo, sólo uno: que el dinero vaya perdiendo el mal olor que producen las extorsiones y los secuestros, las palizas y los asesinatos por encargo.
Nada más llegar a España, el ex banquero Alexander Sigarev, acusado de la quiebra fraudulenta del Novbisnessbank (ver EL PAÍS de ayer), se fue a Gibraltar y adquirió, en 1995, una sociedad denominada Mat-tland Property Company, Ltd. Al mismo tiempo, compró su actual casa, una mansión situada en el número 152 de la urbanización Las Chapas y valorada entonces en 2.600.000 dólares (más de 375 millones de pesetas).
Ya como dueño de Mat-tland, Sigarev se hizo con un yate, el Joselle, al precio de 225 millones de pesetas. ¿Y cómo ir de la mansión al barco?, debió de preguntarse Sigarev, a quien aún le quedaba mucho dinero hasta colocar los más de 10.000 millones de pesetas que la policía le supone. La respuesta fue un Rolls Royce valorado en nueve millones de pesetas.
Tanto dinero no se puede manejar con sólo dos manos, sobre todo si se trata de una fortuna tan oscura. El ex banquero Sigarev -el único de los 12 rusos detenidos por la policía de Málaga el pasado mes de julio que tiene permiso de residencia en España- cuenta con un grupo de colaboradores muy eficaces, entre los que figura su propia esposa, Svetana Sigareva, en el ajo de todos sus negocios.
También se encuentra entre ellos Delyan Todorov Grivitchki, residente en Marbella y encargado de encabezar legalmente algunas de las sociedades creadas por Sigarev para blanquear capitales. Además, ayuda a su jefe en su relación con los bancos y contacta con sus compinches de Moscú.
El bielorruso Alexander Zolotarski y su mujer, Anjelica, son otras piezas imprescindibles en la vida de Sigarev. Su actividad es trepidante: detenidos tres años atrás por pertenecer a una red de falsificación de visados y documentos, ahora actúan de testaferros. Tienen varias cuentas en sucursales bancarias de Marbella, buscan inmuebles en los que invertir y presiden algunas sociedades cuya actividad -distribución de alimentos, producción de televisión...- es aparentemente legal.
A dos bandas
Pero Zolotarski y su esposa no tienen firmado un contrato de exclusividad con el ex banquero Sigarev. Así que también le echan una mano al otro ruso con poder, Leonid Terekhov, el jefe de Medvedkovo, uno de los más peligrosos clanes de Moscú. Algunas sucursales bancarias de Marbella tienen abiertas cuentas a nombre de Zolotarsky, aunque en realidad el dinero pertenece al presunto jefe de una de las mafias moscovitas. Uno de los negocios de Terekhov en Moscú es la explotación de casinos. Cuando no van bien, se enfada mucho y llama a capítulo a sus empleados. De hecho, el día 20 de julio, cuando las unidades contra la delincuencia y el crimen organizado (UDYCO) de Málaga procedieron a detenerle, se encontraba pidiéndole explicaciones a Alexander Borisovich y a su hijo Boris. La policía les libró de la bronca.
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