El concurso Villa de Bilbao de pop-rock se enfrenta al reto de seguir creciendo

Como ocurre cada año desde 1988, con la llegada del mes de septiembre se les presenta a los grupos de toda España la posibilidad de participar en el Concurso de Pop-Rock Villa de Bilbao, un certamen que en su duodécima edición se enfrenta el reto de continuar creciendo. En un concurso sujeto a un esquema tan definido, crecer significa ver incrementado el número de grupos participantes, un reto ciertamente complicado teniendo en cuenta que el listón se situó el pasado año en 915 bandas. Según Andoni Olivares, creador y responsable de la muestra, esta cifra hace pensar que "hay que estar preparado para que la participación empiece a bajar. El nivel está muy alto". La única condición que se impone a los candidatos es no haber sido premiados en anteriores ediciones, si bien en caso de ser seleccionados para la fase final (sólo 37 formaciones correrán tal suerte) las exigencias se amplían: hay que aceptar ser incluido en un disco compacto editado con fines exclusivamente promocionales y tener registradas las canciones en la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE). Los grupos interesados en competir deben remitir un mínimo de tres canciones, antes del 31 de diciembre, al Área de Juventud del Ayuntamiento de Bilbao, cuya sede se encuentra en la plaza Ernesto Erkoreka. Los temas pueden estar grabados en casete, disco compacto o vinilo.