"La gestión de residuos favorecería la paz mundial", dice un experto japonés
La teoría de Masaru Tanaka, responsable de la política de Medio Ambiente de Japón, parte de un principio elemental: "la involucración integral de la sociedad en la conservación de los recursos naturales". Esto que él denomina la "gestión de los residuos", llevado al extremo, "nos puede llevar a la paz mundial", aseguró ayer Tanaka en el Congreso Mundial de Medio Ambiente que se celebra en el Kursaal de San Sebastián, donde asisten 550 personas de medio centenar de países.
Masaru Tanaka (Okayama, 1941) estudió ingeniería medioambiental cuando en Japón no existía aún una conciencia firme y beligerante a favor del tratamiento de los residuos. Actualmente dirige la política de Medio Ambiente en su país, uno de los principales exportadores de medidas originales para combatir los efectos nocivos producidos por el acelerado aumento de los desechos. El doctor Tanaka propone un "cambio en las costumbres sociales" para avanzar hacia una "mejora de la gestión de los residuos". En San Sebastián definió su modelo ideal de gestión como "una estrecha cooperación entre los consumidores, los fabricantes y las administraciones públicas". "Los consumidores", añade "deben implicarse en la necesidad de usar durante periodos largos de tiempo los productos que compran, y pensar en su reciclaje cuando se deshacen de ellos. A los fabricantes se les recomienda que diseñen productos de fácil reciclado y que no sean de gran volumen. Y los gobiernos están obligados a legislar contra quienes intentan abaratar costes mediante vertidos ilegales y a favorecer el desarrollo de las tecnologías que ensucian menos el ambiente". La gestión de los residuos es, a su juicio, "una cadena que nace en la reducción de los desechos, continúa con una recogida selectiva estricta y termina con la reutilización de los materiales inservibles". Tanaka reconoce que este proceso es caro, aunque matizó que los gobiernos "pueden aumentar el dinero destinado a esta causa, porque incide favorablemente en la calidad de vida de los ciudadanos". La educación medioambiental desde edades tempranas en las escuelas, y sobre todo en los hogares, es la "mejor receta", según Tanaka, quien explicó así el modelo aplicado en Japón: "Los niños de seis años estudian esta materia como una asignatura más, y se les inculca el mottainai, un dicho popular japonés que aconseja no desperdiciar nada. También se ha creado la figura del voluntario, que coopera en la recolección de residuos y su tratamiento. En las casas se separa la basura y sus componentes son retirados con puntualidad y frecuencia por un servicio público de recogida. Se construyen vertederos e incineradoras de forma mancomunada entre varios municipios". Tanaka informó de que "Japón genera un kilo de residuo doméstico al día por persona, una cifra similar a la del resto de los países industrializados. En Estados Unidos, en cambio, esa cantidad se duplica, mientras que en zonas en vías de desarrollo oscila entre 100 gramos y 500 gramos diarios".
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