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Londres recuerda el cuarto centenario del pintor Van Dyck, retratista de la corte inglesa

La Royal Academy de Londres y el Museo Británico recuperan parte de la obra de Anthony van Dyck, pintor por excelencia de la corte del rey inglés Carlos I y precursor del posterior arte retratista del Reino Unido. Ambas exposiciones, que incluyen dos cuadros prestados por el Museo del Prado, forman parte de los festejos del cuarto centenario del nacimiento en Amberes del maestro flamenco, discípulo de Rubens y contemporáneo de Velázquez. La huella estilística de Van Dyck se extiende a varias generaciones de artistas de la escuela inglesa. Sir Peter Lely, formado en Holanda, recuperó a su llegada a Londres, hacia 1641, el prestigio de su antecesor flamenco erigiéndose en el retratista oficial de la aristocracia inglesa. Reynolds y Gainsborough, un siglo después, extendieron la tradición desde el retrato a las composiciones paisajistas, alegóricas y religiosas. Ejemplos de los cuatro géneros, que engloban el abanico de recursos de Van Dyck, se someten a la inspección del público en las exposiciones londinenses.

La Royal Academy, con una retrospectiva de más de un centenar de pinturas que inició su andadura en el museo Koninklijk voor Schone Kunsten de Amberes el pasado mayo, centra su oferta en la obra pictórica del artista. El Museo Británico, por su parte, exhibe por primera vez 24 de los 29 dibujos y acuarelas de paisajes que se conocen de Van Dyck.

La relación con Inglaterra se remonta a la juventud de Van Dyck. Con 20 años y tras haberse establecido profesionalmente en su ciudad de origen, fundando su propio estudio y trabajado con Rubens, el excelente retratista viajó por primera vez a Londres auspiciado por el monarca James I. "Fue una experiencia liberadora para Van Dyck en tanto que pudo alejarse del dominio de Rubens. Aquí vio los primeros cuadros de la escuela de Venecia- Tiziano y Tintoretto, entre ellos- que le empujaron hacia otras fórmulas pictóricas", explica Christopher Brown, director del Museo Ashmolean de Oxford y co-comisario de la retrospectiva.

Retratos

De esta época se conserva un retrato de Thomas Howard, conde de Arundel, donde sobresale la destreza del artista a la hora de captar la personalidad del cliente sin perder la espontaneidad de la brocha. Otros patronos ingleses, el duque de Buckingham entre ellos, solicitaron los servicios de Van Dyck en el diseño de telares, según una teoría extendida entre los estudiosos del siglo XVII. Pero el impacto en la escuela inglesa se produciría a partir de 1632 cuando Van Dyck fijó su residencia junto al Támesis. Carlos I le acogió bajo su órbita, artística y económicamente, y llegó a concederle el título de caballero, favores sin precedentes en la corona inglesa. En recompensa, el maestro retrató al monarca bajo diferentes prismas: como heroico combatiente, terrateniente comprometido o dedicado padre de familia. Entre las obras de la realeza expuestas en Londres, procedentes en su mayoría de la colección de la reina Isabel, destaca un retrato de Carlos I en tres perfiles.Van Dyck demostró su capacidad para captar genuinas expresiones en adultos y, poco frecuente para la época, en los niños, como el doble retrato de la princesa Mary, de 9 años, y el príncipe Guillermo de Orange, de 15 años, en vísperas de su boda.

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