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Plata cree que la gestión del agua del Gobierno pone en peligro al regadío

Alejandro Bolaños

El vertiginoso descenso del agua embalsada en los 130 pantanos andaluces, que ya apenas llega al 40% de su capacidad total, llevó ayer al consejero de Agricultura, Paulino Plata, a expresar su temor sobre el futuro más próximo del regadío andaluz. Su preocupación, sin embargo, no se centró en la perspectiva de una nueva sequía, sino en la gestión del recurso realizada por las confederaciones hidrográficas y, por extensión, por el Gobierno central. "Es inconcebible que en tan sólo dos años se haya gastado tanta agua", afirmó Plata, quien consideró excesivas las dotaciones de riego.

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El consejero de Agricultura recurrió a los datos económicos para dejar claro el peso de los cultivos de regadío en la producción final agraria: ocupan 830.000 hectáreas (el 7,7% de la superficie andaluza) y generan el 53% del empleo y el 57% de la producción final (1,2 billones de pesetas en 1998) en el sector agrario. Unas cifras que podrían descender en el futuro, ante el inicio de un periodo de sequía y sobre todo, según Plata, tras la gestión del agua que han realizados las confederaciones hidrográficas en estos últimos años. "Es la primera vez en 20 años que se pierde tanta agua en tan poco margen de tiempo, no hay antecedentes", aseguró Plata. Hace un año, las reservas de los pantanos rozaban el 70% de su capacidad total, tras tres años lluviosos en la región. El consejero de Agricultura buscó los motivos de este descenso, no tanto en el cielo (ha sido el año más seco en las últimas cinco décadas) como en la planificación realizada por las confederaciones hidrográficas (organismos dependientes del Ministerio de Medio Ambiente). Plata se mostró muy crítico con las dotaciones de riego aprobadas para este año por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG), que regula la cuenca más extensa de la región (51.000 kilómetros cuadrados de superficie). "Con 7.000 metros cúbicos por hectárea debe sobrar agua", indicó el consejero, al referirse a la cantidad autorizada por la CHG para desembalses destinados a riego de los pantanos de régimen general (no los asignados a abastecimiento) hasta el pasado 6 de septiembre. Este derroche, según el consejero, amenaza el futuro del sector que, si la sequía persiste, verá restringidas sus demandas de agua para garantizar el abastecimiento a la población, situación que ya se vivió en el último periodo seco: en 1992, la dotación de riego se quedó en 2.000 metros cúbicos por hectárea; en 1993, apenas se autorizaron desembalses, y en 1994, el permiso sólo alcanzó a 500 metros cúbicos por hectárea. Riego para el olivar Plata fue más allá en sus críticas y recordó las denuncias de asociaciones agrarias sobre que algunos regantes de Cádiz estaban empleando el agua para regar cultivos de secano y que en la cuenca del Guadalete (regida por la CHG) las dotaciones de agua para regadío superaban los 11.000 metros cúbicos por hectárea. El presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, Manuel Vizcaíno, opuso que a su organismo le es complicado "conocer el reparto que hacen las comunidades de regantes" y animó a las asociaciones agrarias a perseverar en sus denuncias. Vizcaíno anunció que la CHG había decidido atender sendas peticiones de regantes para ampliar la dotación de agua para riego hasta final de mes en Cádiz y Jaén. En concreto, la Confederación permitirá un desembalse de 10 hectómetros cúbicos (750 metros cúbicos por hectárea) del Guadalcacín para evitar que se pierda la cosecha de regadíos de alfalfa, maíz y algodón de esta zona. También autorizará el desembalse excepcional de dos pantanos jiennenses (Tranco y Rumblar) para olivar de regadío "que no había agotado su dotación de agua, y contaba, por tanto con reservas sin utilizar". El presidente de la CHG confirmó que estas serán las dos únicas excepciones a la decisión de la comisión de desembalse de suspender la aportación de agua para riego desde el pasado 6 de septiembre. Por su parte, el consejero de Agricultura, que ayer recibió en Sevilla a una delegación del sur de México interesada en los sistemas de organización de las explotaciones agrarias andaluzas, admitió que la falta de lluvias rebajará considerablemente la producción final agraria de este año, que alcanzó registros históricos en 1998.

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