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La Pasarela Cibeles muestra las tendencias de la moda española para el verano del 2000

El regreso a los tejidos naturales y la búsqueda de la sensualidad marcan las colecciones

A partir de mañana y hasta el día 9, la Pasarela Cibeles, en el recinto ferial Juan CarlosI, de Madrid, acogerá 19 firmas que mostrarán las tendencias de la moda local para el verano del 2000. Con la sombra del grupo disidente que no ha querido volver a estos desfiles, un muy anunciado engrosamiento del presupuesto y un cambio logístico del diseño de la propia pasarela, la edición que comienza está marcada por las tendencias internacionales en boga: regreso a los tejidos orgánicos, el neohippy o hippy chic, la valoración de las formas femeninas y un claro deseo de recuperar elegancia y sensualidad.

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Del laboratorio a la costura

La Pasarela Cibeles con las tendencias de verano para el año 2000 se inicia mañana tras unos meses de incertidumbre, destituciones, polémicas latentes con el grupo disidente reunido alrededor de la Asociación de Creadores de Moda Española y cambios estructurales que han movido de sitio a la pasarela misma. Esta vez el diseño del teatro largo y estrecho, ese escenario de fugaces estrellas, se traslada al pabellón 7, reduce su aforo en más de 600 plazas y sitúa la cinta mágica a sólo dos centímetros de elevación sobre el suelo de los mortales espectadores, al estilo de las puestas en escena parisienses o milanesas. La otra gran novedad ha sido la desaparición del muy controvertido Comité de la Moda, una mesa de expertos cuyo número y nombres variaba constantemente, que asesoraba a la dirección y seleccionaba a los participantes en cada edición y que, para muchos profesionales del sector, no cumplía con equidad ni solvencia su cometido original. El presupuesto de esta Pasarela Cibeles se acerca a los 160 millones de pesetas.

Tres intensas jornadas

El primer día, mañana martes, contará con Javier Larrainzar, Esteve-Sita Murt, Felipe Varela, Roberto Torretta y Joaquim Verdú; la segunda jornada la abren los tinerfeños, que además hacen su debú en Cibeles, Marcos Marrero-María Díaz en un desfile doble con Valentín Herráiz, luego Juan Duyos aparece en solitario con la firma de sólo su apellido al separarse el promededor tándem que formaba con Cecilia Paniagua (Duyos-Paniagua están considerados como la gran esperanza blanca de la moda joven peninsular), le siguen Ángela Arregui, Kina Fernández, el esperado regreso de Montesinos Alama, y cierran Victorio & Lucchino estrenando logotipo y señas: Destino Sevilla, al que se han visto obligados en medio del litigio en los tribunales que mantienen con el grupo de perfumería Puig por los derechos y uso del nombre Victorio & Lucchino. La tercera y última entrega, el día 9, empieza con Daniel Carrasco y el bautizo madrileño para el mallorquín Xisco Caimari; a continuación, Elio Berhanyer, Carmela Rosso, María José Navarro, Pedro del Hierro y el cierre, por tercera pasarela consecutiva, de Agatha Ruiz de la Prada. Entre otras novedades, se ha creado un premio a la mejor modelo y Cibeles cuenta desde ahora con un preacuerdo de promoción que engloba el patrocinio de L"Oréal Paris y el apoyo conseguido tras el acuerdo entre Ifema y el Instituto Madrileño de Desarrollo (IMADE). Este año, el cast contará con 44 modelos, de las que 29 son españolas y 15 vienen del extranjero. Entre las locales destacan, entre otras, el regreso de Nieves Álvarez, la presencia de Eugenia Silva (nuevo rostro también de la campaña de otoño de El Corte Inglés), la incombustible y siempre lozana Verónica Blume y la enigmática distancia de Gurus; entre las extranjeras, las muy competitivas brasileñas Teresa Lourenco y Renata, además de la norteamericana Debbie Dietering, habitual de las mejores casas multinacionales de la alta moda. Como siempre, el calendario de la Pasarela Cibeles se alterna con la Semana Internacional de la Moda, en el mismo recinto ferial, que este año cuenta con la participación de 705 empresas de la confección, lo que representa un 18% más que en la edición anterior.

En cuanto a las tendencias, sigue adelante ese latente eclecticismo no declarado capaz de mezclar folclor y glamour sin sonrojo. La resurrección sofisticada del aire hippy bajo el epíteto de chic se deja sentir en colores, bordados y solturas, la búsqueda de la feminidad en sus formas más sensuales, algo que se había perdido entre los meandros del minimalismo aparece de nuevo en escotes, entalles caprichosos y tejidos que acarician la piel hasta mostrarla; siguen con vitalidad las superposiciones de tejidos semitransparentes y los largos oscilarán entre la rodilla y el tobillo.

Pedro del Hierro ha buscado un eslogan: "Moda es libertad", y sobre él insiste en su trabajo de cortes diagonales, planos inclinados y un colorido inspirado en la naturaleza vegetal. Del Hierro, embarcado actualmente en un ambicioso proyecto de tiendas con su propio nombre, dice: "La colección es la consecuencia, el fruto de síntesis de toda mi experimentación anterior en cuanto al patronaje y la línea"; Roberto Torretta, por su parte, mostrará series blancas que van del nuclear al hielo, complejos tejidos muy ricos de tul de algodón y bordados en puntas caladas de algodón puro, un rescate del pasado que aporta ternura y artesanía a la prenda; desde Cataluña, Esteve-Sita Murt plantean una búsqueda del romanticismo actual a través de las suaves texturas y de los tejidos rústicos insistiendo en las tramas metalizadas con la presencia cromática de el lila y el caqui. Carmela Rosso es otra firma que se apunta a la recuperación de los tejidos naturales y los colores suaves bordeando la silueta de la mujer.

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