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Sainz Alfaro censura que no se haya consultado al Orfeón sobre el Kursaal

Maribel Marín Yarza

VIENE DE LA PÁGINA 1 Las críticas de José Antonio Sainz Alfaro no son las primeras que alcanzan al Kursaal. Primero funcionó la rumorología. Más tarde, el director de la Quincena Musical, José Antonio Echenique, advirtió de que el auditorio diseñado por el arquitecto navarro Rafael Moneo no tenía las dimensiones y características adecuadas para albergar grandes montajes de óperas y ballets; no como una incapacidad irreversible, sino como una realidad que necesitaría de una inversión adicional para adaptarse cuando el espectáculo en cuestión así lo exigiera. El gerente de la Sociedad Kursaal, José Miguel Ayerza, respondió sin tapujos que el complejo cultural está concebido como espacio polivalente y no descartó que puedan realizarse ajustes de forma puntual en el futuro si existe un compromiso de financiación. Escenario limitado La realidad es que el Réquiem de Verdi, con el que se clausura la presente edición de la Quincena Musical, no se realizará tal y como Sainz Alfaro hubiese deseado. El director del coro lamentó que por problemas de espacio no puedan actuar los 180 cantores previstos; el concierto contará sólo con 130 voves.. Y esta limitación, "es una pena", dijo, máxime teniendo en cuenta que supone casi el estreno del Orfeón en el nuevo auditorio. El Kursaal se inauguró cuando el Orfeón recibía los aplausos de crítica y público en Salzburgo por La Condenación de Fausto, de Berlioz, que escenificó con la Fura dels Baus. José Antonio Sainz Alfaro echó ayer mano de un lenguaje irónico y despechado para lanzar sus dardos contra el Kursaal. Detrás del cuestionamiento de la capacidad física del escenario y de la acústica del auditorio se ocultaba el malestar del Orfeón por no haber sido consultados en ningún momento sobre esta nueva infraestructura cultural. Y lo expresó sin pudor. "A mí nunca me han preguntado la opinión", señaló. "Se hace todo un poco extraño a ojos del Orfeón. Creo que con 102 años de existencia se debe pensar que [el conjunto] puede tener cierta opinión sobre los aspectos musicales e incluso de la infraestructura musical". E ironizó: "Es más, nos extraña que nos hayan pedido inaugurar el Kursaal. ¡Qué detalle más bonito!". A la misma hora en la que Sainz Alfaro realizaba estas declaraciones, el alcalde de San Sebastián, Odón Elorza, ofrecía el contrapunto optimista. Él, que ha hecho del Kursaal la bandera de vanguardia de la capital guipuzcoana, despejó cualquier crítica sobre las cualidades del auditorio. "Algunos hablaban de reparos respecto a la acústica del Kursaal, e incluso hace no muchos meses se llegó a decir que no tenía el foso suficientemente amplio para los músicos, cuando se requería un espacio amplio en el escenario. Pues bien, se está comprobando que todo eso, las maledicencias no tenían base, no eran ciertas", afirmó Elorza. Desconocía la crítica que se avecinaba. "La acústica es muy buena; en el caso de la sala de cámara incluso es excelente", aseguró el alcalde. El director del Orfeón Donostiarra, con dudas o sin ellas, tiene tres citas inminentes con el Kursaal. En la primera, -mañana- sus voces abordarán junto a la Orquesta Sinfónica de Tenerife la trilogía Monumento, de Carmelo Bernaola, el Concierto para cello nº 1, de Shostakovich con Mischa Maisky como solista, y El pájaro de Fuego, de Stravinsky. Las dos actuaciones siguientes contarán con los mismos protagonistas y dos programas diferentes. El Réquiem de Verdi servirá el domingo para clausurar la presente edición de la Quincena Musical con la presencia de unos solistas de excepción: la soprano Isabelle Kabatu, la mezzo Dolora Zajick, el tenor Aquiles Machado y el bajo Mario Luperi. El lunes, en el segundo acto de inauguración del Kursaal, abordarán obras de García Abril y Wagner, entre otros.

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