El flamenco suena en Madrid para despedir la voz rota de Fosforito
El legendario cantaor cordobés prepara un par de cantes para cerrar los dos días de homenaje
Una lesión medular ha ido apagando poco a poco su voz. A sus 68 años, Antonio Fernández Díaz, Fosforito, ha decidido no tentar más la salud y dejar su gran pasión: "Subir a un escenario, poner el corazón y transmitir la verdad fascinante del cante bien hecho". Mañana y pasado, una amplia muestra del mejor flamenco del momento (Menese, Carmen Linares, Chano Lobato, Juan Habichuela...) sonará en Madrid para despedir a esta figura legendaria, que afronta ya el futuro sin dramas ni nostalgia.
"He estado cantando casi 60 años, tampoco está mal. Y voy a seguir en esto, porque si me salgo del todo, me muero. Hablaré de flamenco, que es de lo que sé, daré conferencias, y si un día la voz se me calienta, cantaré un poco para ilustrar lo que digo... Pero si no puedo cantiñear, no pasa nada". ¿Y mañana? "Aquí estoy, nervioso, preparando un cante o dos para darle al público mi agradecimiento".Cante o no cante, mañana y pasado serán días históricos para el flamenco. Fosforito es una enciclopedia que ha paseado su arte por medio mundo, ya fuera solo o en ese formato didáctico de la conferencia ilustrada, a medias con el flamencólogo Agustín Gómez.
Curtido desde los 10 años en tabernas y colmaos; luego en tablaos, festivales, escenarios de todo tipo y peñas de cuarto pequeño (una de las trece que llevan su nombre tiene sede en Ginebra), el ganador del Concurso Nacional de Córdoba en 1956 ha sido un cantaor muy largo y emotivo, un estudioso lleno de pasión y un aficionado cabal y activo. Le gusta la guitarra, que toca con regularidad y entusiasmo; lee todo lo que se le pone por delante, escribe letras y artículos, promueve manifiestos por la ortodoxia y la pureza de lo jondo...
Los Piconeros
Nacido en Puente Genil (Córdoba), en 1932, miembro de la familia de los Piconeros, Fosforito empezó a hacerse un nombre poco después de la guerra civil. Su padrino artístico fue el inventor de la Flamencología, el argentino Anselmo González Climent. Pronto, Antonio del Genil recorrió España junto a Pepe Pinto y Juan Valderrama. "Cantábamos muchísimo, empezábamos a las cinco y acabábamos a la una, unos maratones auténticos". De aquellos tiempos recuerda el hambre inmensa, los caminos y el 600 de Juan Habichuela (su compadre y primer guitarrista). "Y ese momento terrible, cuando te llaman para cantar. Si no me llaman me preocupo y si me llaman me muero de miedo".
En los cincuenta era una figura indiscutible; volvía locos a los poetas y a los analfabetos y grabó la Antología de Belter con Paco de Lucía. "Cantaba 180 días al año, me fui a Japón y dí 26 recitales en un mes... Una locura". ¿Y se puede cantar bien tantas veces? "Cantar bien bien, no. Salir airoso, sí. El cante no tiene secretos, sólo corazón. Y si estás mal es porque no puedes, no porque quieras. El que más lo lamenta eres tú. Aunque es verdad también que en el flamenco no hay concierto perfecto; hay momentos, cantes, tercios buenos, pero lo máximo de gloria que se puede dar es el 80%. La calidad es siempre muy importante, pero de ahí a gustarse hay un trecho".
Para los jóvenes que empiezan ("he estado en La Unión este verano y hay una cantera espléndida"), un par de consejos: "El arte es intransferible, no se pega. No hay que imitar, sino coger de cada uno lo que mejor le vaya a tu color de voz. Y hay que ir despacio, que el flamenco es como la vida misma: igual tiene ya 2.000 años, pero le quedan por lo menos otros 1.000".
El homenaje a Fosforito se celebra mañana y pasado, a las 21.00, en el Conde Duque. Las entradas cuestan 3.000 pesetas. Como suele pasar, los carteles finales han sufrido alguna variación de última hora: mañana cantarán Carmen Linares, José Menese, Chano Lobato y Vicente Soto Sordera (finalmente, José Mercé no puede acudir por motivos profesionales); al toque faltará Moraíto Chico (comprometido con Mercé), pero estarán Juan Habichuela, los hermanos Cortés, Antonio Carrión y Jerónimo.
Babelia
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