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Tam tam

A los pocos minutos de que se haya producido un desaguisado o una intervención militar o paramilitar contra los zapatistas, Internet se pone en marcha con un tam tam y el movimiento zapatista internacional actúa. Esta vez, el ejército mexicano lanzó paracaidistas sobre los poblados prozapatistas, cortó el camino que comunica La Realidad con otros enclaves y los paramilitares hostigaron al voluntariado internacional y maltrataron a una cooperante catalana.El presidente Macià es un símbolo de la reivindicación nacionalista y le han dedicado un monumento en la plaza de Catalunya de Barcelona, un extraño paralelepípedo, a manera de escalera de Babel invertida o de Cataluña convertida en pétreos bancales decrecientes. Un adelantado busto de Macià da la espalda al paralelepípedo, de lo que se deduce un cierto desencuentro simbólico. Ante el monumento, los catalanes se dividen en los que les parece malísimo y los que no hacen caso de él, a pesar de que está firmado por un buen escultor, Subirachs, últimamente algo incomprendido o incomprensible. ¿Qué tiene que ver Macià con el neozapatismo? La cuestión es que los simpatizantes zapatistas se fueron a manifestar a la plaza de Catalunya y llenaron el paralelepípedo de consignas pro indígenas y de denuncias contra el Gobierno mexicano, en una acción coincidente con otras en diferentes puntos del mundo en los que Internet actúa como un tam tam inmediato frente a las provocaciones o simples recordatorios represivos del Gobierno del PRI. Otras veces, acciones similares han molestado al transeúnte políticamente correcto, contrario a que la política ensucie los muros de la ciudad y no digamos ya monumento tan sagrado. Pero esta vez los peatones de la historia han contemplado la pintada con una sensación de curiosidad y de alivio, como si de pronto vieran lo que no querían ver, me refiero al monumento, y que además servía para algo. ¿Qué es el zapatismo?, preguntaban, y el filosófico escarabajo Durito, enviado del subcomandante Marcos, contestaba: "Un síntoma de que el milenio trae una tensión dialéctica del carajo: globalizados contra globalizadores".

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