La Constituyente venezolana revisa el cierre del Congreso
La oposición augura mayores conflictos si las transformaciones no surjen del consenso
Pacificadas a palos las calles de Caracas, sin nuevas convocatorias en defensa de la democracia, entendida de diferente forma por los dos bandos en disputa, la presidencia de la Asamblea Constituyente abrió ayer una ronda de consultas para estudiar la posibilidad de revisar el decreto de emergencia que prácticamente intervino la semana pasada el Congreso y causó la sublevación de los dos partidos tradicionales en él representados. La oposición reclama que las transformaciones surjan del consenso, no de la imposición.
"Si se hacen las cosas como se están haciendo, los conflictos serán permanentes", avisó Timoteo Zambrano, secretario provisional de Acción Democrática (AD), señalado por el Gobierno como uno de los principales causantes del progresivo empobrecimiento nacional.La dirección de la Asamblea, controlada por diputados leales al presidente, Hugo Chávez, desarrolló reuniones con unos y otros para evitar que los encontronazos institucional y callejeros vayan a más. Algunos constituyentes oficialistas eran partidarios de ceder mayor espacio al Congreso, de concederle más prerrogativas que las establecidas en el decreto de emergencia. Permitirían reuniones en plenario, y facultades legislativas que no afecten a asuntos sujetos a debate constitucional. Se trataría de evitar que los poderes constituyentes y constituidos entren de nuevo en colisión y viaje al exterior una imagen de inestabilidad.
Los eventuales conflictos de intereses que pudieran darse entre las dos instituciones, en el caso de que fuera revisado el decreto ya aprobado y el Congreso recuperara algunas de las atribuciones ahora negadas, debieran ser resueltos entonces por la Corte Suprema de Justicia (CSJ), cuya presidenta, Cecilia Sosa, dimitió por entender que el proceso de cambios vulnera la vigente Constitución de 1961.
Durante la mañana y última hora de la tarde del viernes, se sucedieron los choques entre la militancia de Chávez y la de los partidos Acción Democrática (AD), socialdemócrata, y Copei, democristiano, que gobernaron en alternancia durante los últimos 40 años, y habían convocado a una sesión extraordinaria del Congreso en el edificio del Palacio Legislativo, en el centro de la capital, en abierto desafío a la prohibición expresa de hacerlo por parte de la Constituyente. Diputados y senadores del Parlamento sentenciado a muerte, en alborotada marcha con su gente, trataron de alcanzar el palacio, y la revolución del comandante asistió a su primer obstáculo grave.
Armados con insultos y palos, hubo choques, y la plenaria del Congreso no se celebró. El precario cese de hostilidades comprometido por la Constituyente, AD, Copei y el conservador Proyecto Venezuela, con la mediación de la Conferencia Episcopal, naufragó. Las reuniones continuarán hoy. Hermann Escarra, presidente de la Comisión Constitucional de la Asamblea, subrayaba ayer que la idea de la coalición gubernamental no es producir una ruptura total, sino permitir la coexistencia de los poderes heredados del régimen bipartidista con los constituyentes. Escarra apremió a la reanudación del diálogo por parte de todos los factores políticos: la Asamblea, el Gobierno, el Congreso, la Corte Suprema. El envite es alto. "Estamos dando una imagen que nos va a lesionar en el sistema interamericano e internacional, jurídicamente hablando", manifestó. "Además, nos va a lesionar en relación a señalarnos como país de alto riesgo, y eso perjudica enormemente el desarrollo económico y social".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.