_
_
_
_

El Ayuntamiento abrirá un desvío de la M-30 para acceder a las prostitutas

Antonio Jiménez Barca

El Ayuntamiento de Madrid, gobernado por el PP, sigue preparando el traslado de las prostitutas de la concurrida zona del Lago, en la Casa de Campo, a otra más recóndita y solitaria situada en el cerro de Garabitas. Si las mujeres acceden, el nuevo emplazamiento dispondrá, además de farolas nuevas, cabinas de teléfono, urinarios, atención sanitaria y una caseta que servirá de refugio, de un acceso que unirá directamente esta área escondida con la autovía que circunvala Madrid, la M-30. Así lo anunció ayer la concejal de Policía y alcaldesa en funciones, la juez en excedencia María Tardón.El Ayuntamiento, con este enlace, pretende que la nueva zona de prostitución propuesta y el resto del parque tengan el mínimo contacto posible. Si el cerro de Garabitas se comunica con la M-30, los clientes que acuden en coche a solicitar los servicios de las prostitutas no necesitarán dar vueltas por los caminos de la zona verde. Acudirán directamente. "Suponemos que esta carretera será utilizada exclusivamente por los que vayan al cerro de Garabitas", especificó Tardón.

Para Tardón, el Ayuntamiento de Madrid, con respecto a las prostitutas de la Casa de Campo, "se encuentra con una situación que altera la convivencia". Y lo explicó: "Por un lado, los padres que acuden a la Casa de Campo y que no quieren que sus hijos vean la prostitución; por otro, hay que recordar que la prostitución no es ilegal, no se puede perseguir. Por eso es un problema de convivencia".

De este modo, la juez en excedencia asume el plan municipal concebido antes de las elecciones, que consiste en segregar a las prostitutas, con su consentimiento, y apartarlas de la zona poblada y concurrida del parque.

En abril se organizó, a instancias del Ayuntamiento, una encuesta entre las 400 prostitutas de la Casa de Campo para saber si estarían dispuestas o no a dejar la zona del Lago. Según dijo el entonces primer teniente de alcalde, José Ignacio Echeverría, del PP, la mayoría de las prostitutas aceptaron el traslado. Pero solicitaron el cumplimiento de unas condiciones previas.

PASA A LA PÁGINA 3

Un informe de "impacto ambiental" evaluará el efecto de la prostitución sobre la zona verde

VIENE DE LA PÁGINA 1Las condiciones que pedían las prostitutas eran las siguientes: más seguridad, que cesara el acoso policial del que se sentían víctimas entonces, y un transporte público que las llevara a la nueva zona. Echeverría aceptó y el Ayuntamiento se comprometió a satisfacer todas y cada una de las peticiones de estas mujeres. Pasaron las elecciones de junio y la actual responsable de Policía recuerda ahora que el proyecto está "vigente y se llevará a cabo siempre y cuando lo quieran esas mujeres".

Actualmente, dos equipos de técnicos municipales trabajan en el tema. Un grupo del Área de Obras calcula cuánto costará instalar la iluminación y el desvío desde el cerro de Garabitas hasta la M-30 (desde este cerro hay que bajar hasta el paseo de Piñonero y de ahí salir hacia el paseo del marqués de Monistrol, dando una vuelta). Este equipo también estudia cómo emplazar una caseta prefabricada que sirva, a la vez, de refugio y de minicafetería de uso exclusivo para las mujeres.

En el área de Medio Ambiente se examina algo distinto: cómo afectará, desde el punto de vista de la fauna y la flora, la ubicación de la prostitución en la zona del cerro de Garabitas, con el flujo de vehículos que acarrea. "Si el impacto para el medio ambiente en la Casa de Campo, en general, es muy negativo por ser el cerro de Garabitas una zona vital, habrá que buscar otro sitio", adelantó Tardón.

Ambos informes, el de Obras y el de Medio Ambiente, estarán terminados en septiembre. Con ellos en la mano, los representantes del Ayuntamiento hablarán con las prostitutas para comunicarles el emplazamiento definitivo y las condiciones fijadas que tendrá la nueva zona de comercio sexual. "Y si ellas están de acuerdo, se trasladarán", dice Tardón. Para la juez en excedencia, no existe ninguna idea de crear un gueto, tal y como describió la oposición política del Ayuntamiento (IU y PSOE).

"Un gueto es donde se recluye a la gente. Y en este caso no se recluye a nadie porque nadie que no quiera ir al cerro de Garabitas irá. No se obliga a nadie. Todo es voluntario. No se trasladarán si no es algo consensuado por un gran porcentaje de las prostitutas, que, según tengo entendido, son las primeras que quieren regular la situación", expuso la juez en excedencia. Tardón también recordó que la prostitución, "al no ser ilegal", no se puede perseguir. De manera que si algunas mujeres persisten en quedarse en la zona del lago cuando todas se hayan mudado, "se quedarán ahí".

Otra de las peticiones a las que accedió el teniente de alcalde de la anterior legislatura era la relativa al transporte público. Las prostitutas expusieron el siguiente problema: ellas van a Lago en metro. Muchas veces, incluso, se cambian de ropa en los fotomatones de la estación. El cerro de Garabitas, aislado como quiere el Ayuntamiento, también está incomunicado. Las prostitutas reclamaron una línea especial de autobús. Echeverría les respondió que lo pensaría y luego estuvo dándole vueltas a la posibilidad de desviar una de las líneas regulares de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) para que pasara por el cerro. Tardón desconocía ayer esa petición particular. Pero al enterarse de lo que reclamaban las mujeres, respondió: "Habrá que estudiar el asunto".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_