El alcalde de Nador lanza una campaña para sanear Marruecos

El alcalde de Nador, Tarik Yahya, acusa de abuso de poder y malversación de fondos a dos altos funcionarios de su provincia. Nada novedoso en Marruecos si no fuera porque Yahya, que también es diputado y como tal goza de inmunidad parlamentaria, lo ha anunciado en la primera página de un periódico y promete ofrecer pruebas documentadas en una conferencia de prensa que celebrará el próximo 2 de septiembre, cuando concluya el luto oficial por la muerte de Hassan II.

"No podemos esperar más para empezar a sanear la vida política del país. Mi objetivo es explicar que el proceso democrático que queremos en Marruecos, y al que ha hecho referencia su majestad Mohamed VI en sus discursos, no es posible mientras existan tiranos como los que yo padezco en Nador y que me impiden sacar adelante los proyectos, y cómo afecta esa plaga al subdesarrollo de Marruecos", avanza a EL PAÍS sin morderse la lengua, pero sin adelantar ningún dato concreto. "Entonces, no tendría sentido la cita del día 2, y, además, aún estamos de luto", se disculpa."Tenemos un sistema democrático en Rabat, pero tiránico en el resto del país", precisa el diputado, que considera que la descentralización del Gobierno es el primer paso para modernizar y democratizar el país. Yahya está convencido de que el mal de Marruecos son "los tiranos locales", gobernadores y otros cargos que representan a la Administración del Estado en las provincias y que se comportan como verdaderos señores feudales.

"El gobernador de la provincia de Nador, Salah Allabouch, y el primer califa de la ciudad de Nador, Houari Sbaibi, han abusado de su poder para dificultar la realización de proyectos socioeconómicos en la ciudad de Nador y dilapidado los fondos públicos del Consejo Provincial de la provincia de Nador", se leía en el texto publicado el pasado jueves en la primera página del diario Al Ahdath al Magrebia y en el que Yahya convocaba a la prensa nacional e internacional.

"Sí, tengo mucho interés en que acudan representantes de la prensa internacional, especialmente la española, porque aquí hay tanto miedo que o los periodistas no vienen o, si vienen, luego no se atreven a publicar nada", declara. De hecho, la primera prueba de la autocensura habitual en la prensa marroquí la tuvo cuando fue a poner el anuncio. "Sólo un periódico me lo aceptó", añade este cruzado de la moralidad pública. Y es que no es la primera vez que el joven político, que consiguió su escaño parlamentario con 24 años y hoy tiene 30, se enfrenta al viejo sistema.

Ya el pasado mayo, Yahya creó un gran revuelo en el Parlamento cuando en el seno de una comisión se atrevió a cantarle las cuarenta al ministro de Interior, el todopoderoso Driss Basri. "Sólo le hice notar la corrupción y la porquería que tiene dentro de su departamento, porque ¿cómo es posible que ese señor sepa hasta lo que tomo yo para el desayuno y no esté al tanto de lo que hace su gente?", manifiesta .

"Tenemos que ayudar al nuevo rey; no esperar a que dé órdenes, sino que cada uno tiene que hacer su trabajo dentro de la ley y la Constitución, y sobre todo los que somos pagados para ello", concluye.