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La propiedad del 30% de los castillos medievales españoles se pierde en un mar de burocracia

Francisco Peregil

Unos 2.000 castillos en España no tienen propietario reconocido. Ésa es la conclusión, digna de Kafka, a la que ha llegado la Asociación de Amigos de los Castillos tras más de un año de trabajo en el primer listado de fortalezas medievales españolas.La asociación cree que aún le quedan casi dos años para concluir el inventario, pero ya ha conseguido los datos necesarios para hacerse una composición de lugar. De momento, estima que el número de fortificaciones militares, donde se incluyen torres, murallas y arcos, pueden alcanzar la cifra de seis mil e incluso llegar hasta siete mil. De ellos, aproximadante un 40% corresponderían a la administración pública. Y otro 30% estaría en manos de particulares.

Unos 20 jóvenes becados por la asociación son los encargados de confeccionar las fichas de cada fortaleza, con todas sus características: estilo arquitectónico, estado de conservación, antigüedad... Si en en algo se están demorando es precisamente en rellenar la casilla correspondiente a la propiedad.

La titularidad de las piedras medievales se pierde en un marasmo de legajos que a veces alcanzan a casi cien personas. "Es el caso, por ejemplo, del castillo de Guazalerzas, en Toledo. Como no está clara la propiedad, nadie quiere comprarlo, porque nadie se compraría un piso con siete dueños", señala María Águeda, vicepresidenta de la asociación. "Esta situación provoca que se pierdan verdaderas joyas de nuestra historia, como, por ejemplo, el castillo de Navas de Tolosa".

Tampoco parece fácil mantenerlos en pie. "Es que restaurar con ladrillos es baratísimo, pero si te pones a tallar piedras pagándole a una cantera, la cosa ya cuesta un poco más", señala Águeda.

Patrimonio para restaurar

La asociación cree que son los ayuntamientos, los gobiernos autonómicos y el central quienes deben de subvencionar este tipo de obras. "Ojalá todas las autonomías cuidaran su patrimonio medieval como lo hace la de Cataluña", señala Águeda, quien también reconoce que, a veces, a los ayuntamientos y a las administraciones autonómicas el tiro les puede salir por la culata: "El ejemplo más claro es el del castillo de Mula, en Murcia. Ahí se hizo una restauración bastante buena con dinero del Ayuntamiento. Quedó una construcción preciosa, con unas vistas sensacionales. Pero cuando se acabó la obra una familia vino diciendo que la fortaleza era de ella. Llevaron el caso a juicio. Y lo ganaron".Agueda asegura que hay mucha gente, "y no precisamente millonarios", cuyo sueño es ser propietario de un castillo. "Aunque hay que tener claro que las fortalezas españolas no son las más cómodas para vivir. Las europeas son más palaciegas. Las nuestras eran cuarteles, hay muchas escaleras y por eso fue tan extendida la frase aquella que decía: "La dama que quiera vivir con el caballero tendrá que vivir con el caballo".

"Hace 40 años, el Estado dictó una orden por cual, si no aparecían los dueños de ciertos castillos para reclamarlos dentro de un plazo legal, las fortalezas pasarían a ser del Estado. Y así se salvaron muchos de ellos, casi todos los que se encuentran en la provincia de Guadalajara.

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Sobre la firma

Francisco Peregil
Redactor de la sección Internacional. Comenzó en El País en 1989 y ha desempeñado coberturas en países como Venezuela, Haití, Libia, Irak y Afganistán. Ha sido corresponsal en Buenos Aires para Sudamérica y corresponsal para el Magreb. Es autor de las novelas 'Era tan bella', –mención especial del jurado del Premio Nadal en 2000– y 'Manuela'.

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