La policía británica investiga el uso de soldados en los experimentos secretos con gas sarín en los años cincuenta
La policía británica ha iniciado la primera investigación efectuada en el Reino Unido sobre la naturaleza de los experimentos secretos del Gobierno realizados con 140 soldados en los años cincuenta, en plena guerra fría, para comprobar los efectos de sustancias químicas letales, como los gases sarín y mostaza. La denuncia presentada ahora por uno de los conejos de indias humanos y, sobre todo, las circunstancias de la muerte de un aviador, han destapado la política oficial de ocultación de unas investigaciones destinadas a adelantarse a la Unión Soviética ante una posible guerra bacteriológica, según relataba ayer el diario The Guardian. Gordon Bell, de 61 años, el antiguo soldado británico que ha presentado la denuncia, asegura que su salud se ve afectada por culpa de los gases que inhaló en 1959 en las cámaras especiales utilizadas por los científicos del Ministerio de Defensa en Porton Down, al sur de Inglaterra. Seis años antes de que él aceptara colaborar en la búsqueda de una cura para el "resfriado común", tal y como rezaba la propaganda militar, otro soldado tuvo menos suerte. Se llamaba Ronald Maddison, y pereció por culpa de una sobredosis de gas sarín, el mismo que introdujo en el metro de Tokio la secta La Verdad Suprema en marzo de 1995.Originario de Irlanda del Norte, Maddison tenía 20 años cuando aceptó colaborar con otros seis soldados en las investigaciones para curar enfermedades. Ésa era la creencia en los cuarteles cuando se hablaba de los ensayos de Porton Down, que el Gobierno prefirió no desmentir. El 6 de mayo de 1953, Maddison se sentó en una sala hermética y esperó a que los expertos liberaran la nueva medicina que iba a sanar el resfriado. En su lugar, le fueron administrados 200 miligramos de gas sarín. El soldado no llevaba protección, pues se trataba de averiguar la dosis exacta soportada por un ser humano. Murió tres horas después.
La policía ha subrayado que el Gobierno podría ser acusado de homicidio si se hallasen pruebas de que los expertos sabían los riesgos que corrían los soldados hace 40 años. En estos momentos, los científicos experimentan con productos contra el cáncer y el sida, administrados bajo control anualmente a cerca de 200 voluntarios.
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