El ganadero Victorino Martín habla del presente y del futuro de sus toros lleno de esperanza
El ganadero Victorino Martín vino a Bilbao con mucha ilusión. Confiaba en sus toros. Sabía que estaban bien presentados. Sobre las dos líneas de las que hablan los aficionados, la línea de los toros lidiables y la de las alimañas, él no lo ve así. "Siempre he sido igual, lo que pasa es que ahora, de vez en cuando, se apunta a torear mis toros alguna figura", dice con la seriedad de un pantalón de pana.Casi sin dar margen a cambiar de tema, Victorino comenta sobre los toros bravos y los toros difíciles de su propia ganadería, aunque por intención querría hablar de las ganaderías en general." El toro mío que sale difícil, es difícil de verdad, y si sale el toro bueno se le puede torear fenomenalmente. Pero, ¿y si sale el malo? Ése es el problema".
Las palabras del ganadero de Galapagar se llenaban de esperanza, como todo hecho que se fabrica en la víspera. Sus toros saltarían a la arena negra de Vista Alegre horas más tarde. Con los defectos que se le puedan atribuir a sus toros, para Victorino los toros de su ganadería son distintos a los demás. Entiende que las figuras no quieran sus toros. Sentencia con resolución: "todos los toreros intentan alcanzar el máximo rendimiento con el mínimo esfuerzo". Hablamos de Enrique Ponce y su detalle de apuntarse a la corrida de Bilbao con sus toros. Entiende Victorino que hay que matar de vez en cuando estas corridas de toros, en clara referencia a los toros que llevan su nombre. Le pregunté si José Tomás le ha pedido lidiar alguna corrida suya. Victorino contesta rápido: "no, no, no, no me gustaría que matase ninguna mía, porque si acaso le echase mano algún toro, sería para mí una responsabilidad muy grande".
En el capítulo de los dineros, se ha comentado que en estos últimos años no venían a Bilbao sus toros, porque pedía mucho por ellos. "Eso es una leyenda falsa -se apresta a salir al paso-, porque, lo que yo digo, hay muchos carteles en la feria que son más caros que en una corrida donde van mis toros; luego, entonces, no soy tan caro. Esa es una leyenda que se han buscado".
Luego, como si las palabras se adentraran en un hermoso futuro, Victorino recordó que su hijo, su nieto, su hija, por ese orden, seguirán su huella.
Llegó el día de la corrida. Cuando se llevaban al desolladero al último toro, que lidió Miguel Abellán, corrí a buscar al ganadero. Quería saber su opinión de sus propios toros. No lo encontré. ¿Cómo los vería? ¿Bravos? ¿Difíciles?...
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.