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Cinco muertos y siete heridos en enfrentamientos entre Hezbolá y el Ejército israelí en el sur de Líbano

La reacción del movimiento integrista shií Hezbolá (Partido de Dios) al atentado que el lunes causó la muerte de uno de sus responsables en el sur de Líbano no se hizo esperar. En la mañana de ayer, dos sargentos israelíes murieron en enfrentamientos con combatientes de la guerrilla integrista, que juró de inmediato vengar este asesinato, en el valle de Uadi Sluki, que linda con la llamada zona de seguridad que Israel ocupa desde 1978 en el sur de Líbano, según informó el Ejército israelí. El enfrentamiento dejó, además, de siete heridos en el bando israelí, entre ellos un teniente coronel. Estas víctimas elevan a 13 el número de soldados israelíes muertos en Líbano en este años. Poco después del ataque shií, la Fuerza Aérea y la artillería de Israel bombardearon las posiciones de Hezbolá en la zona y alcanzaron a algunos automóviles en la localidad de Shakra, donde resultaron heridos tres militantes de Hezbolá. Además, barcos de guerra israelíes abrieron fuego contra cuatro embarcaciones en aguas libanesas: un pescador resultó herido.El lunes por la noche, los milicianos de Hezbolá ya atacaron con artillería las posiciones de Israel y sus aliados del Ejército del Sur de Líbano (ESL), a uno de cuyos soldados mataron. Israel replicó con otro bombardeo aéreo. Israel ha negado toda responsabilidad en el asesinato de Abu Hasan Jodr Salame, alcanzado de lleno por una bomba que estalló al paso de su coche en Sidón, al sur de Beirut. El jefe de las Fuerzas Armadas israelíes, el general Saúl Mofaz, atribuyó ayer la muerte del jefe de Hezbolá a "disputas internas entre organizaciones terroristas en Líbano".

En medios políticos israelíes se recordó ayer que en 1992, tras la muerte del secretario general de Hezbolá, el jeque Abbas Musawi, y varios miembros de su familia en el ataque de un helicóptero israelí, una gran carga explosiva, aparentemente un coche-bomba, destruyó la Embajada de Israel en Buenos Aires y mató a 30 personas, además de dejar 130 heridos. El entonces primer ministro israelí, Isaac Rabin, insinuó que el ataque contra la Embajada fue consecuencia de la muerte de Masawi, y responsabilizó de él a Irán, que respalda a Hezbolá.

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