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LOS CONFLICTOS EL GIL

Convivencia difícil en las instituciones ceutíes

Carlos E. Cué

El delegado del Gobierno en Ceuta, Luis Vicente Moro, se prepara ya para lo que se augura como una convivencia difícil con el posible alcalde-presidente, Antonio Sampietro, el candidato del GIL en la ciudad autónoma. Mientras éste alardea de que "los inversores no vendrán mientras haya pateras y subsaharianos", Moro expresa su mayor preocupación: la lucha contra la inmigración ilegal y el control de fronteras. Ambas son competencia exclusiva de la Delegación del Gobierno, pero es imprescindible la colaboración de la Policía Local, dependiente de la Asamblea que probablemente gobernará el GIL. Sampietro ya anuncia la contratación de 200 nuevos policías locales. "Bienvenida sea", responde Moro, "pero vamos a estar muy atentos para que cumplan estrictamente la legalidad".El enfrentamiento entre el delegado del Gobierno y el grupo del GIL es patente. Sampietro dice que es su "enemigo, porque ha sido el verdadero candidato del PP en esta campaña". Además, la tensión entre ambas fuerzas ha subido de tono tras las declaraciones del primer ministro marroquí, Abderramán Yussufi, en las que decía que "la situación de Ceuta y Melilla no puede perdurar". El viernes, la delegación hizo pública una nota en la que hacía responsable de estas declaraciones al "río revuelto" creado por el GIL.

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Jesús Gil, que no se caracteriza por la moderación, advirtió inmediatamente al delegado que "vaya haciendo las maletas" antes del día 23, cuando se vota la moción de censura. "Veremos quién aguanta más", decía ayer Sampietro.

El control de los inmigrantes corresponde a la fuerzas de seguridad del Estado, cuya colaboración con la policía local ha sido, hasta ahora, total. A esta política coordinada la llama el GIL "impunidad" y anuncia que va a dificultar todo lo que pueda la circulación de inmigrantes, aunque no le corresponda. El delegado del Gobierno advierte: "No voy a permitir que se juegue con eso".

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