El eclipse

(...) Durante el eclipse solar, los hombres podrán sentir el carácter sublime de la naturaleza y su poder, al que el ser humano, pese a todas sus conquistas, supuestas y reales, nada puede oponer.El homo sapiens ha logrado someter a su dominio muchas cosas y ha transformado paisajes enteros con su técnica. Ha creado desiertos de hormigón y asfalto en las ciudades, ha llegado incluso a la Luna. Pero todo palidece frente a los poderes del cosmos, de los que el eclipse solar no es más que un pequeño e inofensivo destello.

Aunque las plantas cierren sus flores y los animales busquen el descanso, el curso del mundo proseguirá imperturbable. Los hombres podrán gozar así del espectáculo, lujo que debemos a los científicos naturales. (...)

Pero nadie debe albergar la ilusión de que el suceso nos acerca a nuestros ancestros, que tenían que vivir en y con la naturaleza. Nuestros antepasados experimentaban los acontecimientos celestes con extraordinaria intensidad; pero éstos eran algo que sucedía sin más, por lo que formaban parte de un mundo que se consideraba de forma más o menos pragmática. (...)

Gracias a los conocimientos de la reciente investigación de la naturaleza podemos gozar hoy, llenos de admiración, del eclipse como de un grandioso espectáculo celeste. A la Ilustración le ha llevado mucho tiempo llevarnos hasta este punto.(...)

, 11 de agosto