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"Hay que usar las armas del pop para apasionar a los jóvenes por la ópera"

Ya no teme que lo comparen con Luciano Pavarotti. A sus 36 años, el tenor italo-francés Roberto Alagna ha seducido al mundo operístico luciendo unas cualidades vocales tan envidiables como su atractiva presencia física. Con su mujer, la soprano rumana Angela Gheorghiu, forma la pareja de moda en la escena lírica y quiere aprovechar la fama para descubrir las bellezas de la ópera a las nuevas generaciones. "Debemos utilizar las armas publicitarias del pop para lograr que los jóvenes se apasionen por la ópera y dejen de pensar que es cosa de viejos", afirma Alagna. El próximo domingo canta en el Festival de Peralada (Girona) un título nuevo en su repertorio, Carmen, de Bizet, bajo la dirección escénica de Calixto BieitoA pesar de la fama, Alagna no muestra en persona ni un solo rastro del divismo histérico que gastan algunos de sus colegas en vísperas de un estreno. Llega a la entrevista con sólo 20 minutos de retraso y se disculpa con exquisita cortesía. Viste pantalón y camisa blanca, luce la más seductora de las sonrisas y desde el primer momento habla de ópera con pasión contagiosa. "Adoro la ópera, siento una pasión casi carnal por la voz humana y disfruto escuchando a tenores tan diversos como Alfredo Kraus, Luciano Pavarotti, Franco Corelli o Beniamino Gigli. Pero no para imitarlos. Prefiero arriesgar buscando una interpretación personal, distinta, recreando los personajes como los siento".

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Alagna considera que la ópera está en desventaja frente al pop y lamenta que los intentos para acercarla al gran público levanten furibundas críticas de los puristas. "El pop y el rock llegan al público de forma natural, mientras la ópera permanece aislada, con poca promoción. Hay que difundirla con discos y vídeos que la hagan más asequible a los jóvenes, sin temor a las críticas de los puristas".

Acostumbrado al éxito desde muy joven, Alagna disfruta actualmente de una posición privilegiada en el mundo lírico, arropado publicitariamente por una multinacional británica del disco, que lo ha convertido en su principal estrella. "No me afecta la presión. Es una suerte llegar a un teatro y saber que tu actuación despierta expectación. Lo triste sería que nadie se enterara. No me preocupan las campañas publicitarias y sé que es imposible controlar lo que se escribe de nosotros, pero la publicidad no basta, hay que convencer al público cantando bien".

El montaje de Carmen es el plato fuerte del Festival de Peralada, en una coproducción con la Ópera Zuid de Maastricht (Holanda) dirigida musicalmente por Gianandrea Noseda al frente de la Orquestra de Cadaqués. La mezzosoprano Annie Vavrille, en el papel protagonista, y el barítono Lucio Gallo, como Escamillo, comparten escena con Alagna, que canta por primera vez en su carrera el personaje de Don José, y Gheorghiu, que interpreta a Micaela. "Me encantan los retos y cada vez que canto un nuevo papel me enamoro del personaje, de la música, de las palabras, de los sentimientos, de los secretos que encierra la ópera. Y adoro descubrir cosas nuevas en cada ensayo", asegura.

Nada en los ensayos de Carmen amenaza tormenta. La química entre Alagna y Calixto Bieito ha funcionado y el tenor, que quiere recrear la impulsiva personalidad de Don José explorando los colores líricos que otras voces más dramáticas dejan de lado, asegura que está disfrutando con la temperamental propuesta escénica. "Bieito tiene ideas fantásticas, sabe utilizar a los cantantes como actores, juega con el temperamento y tiene una visión muy teatral de la ópera. Nunca he tenido problemas con los directores que quieren escuchar a los cantantes, sólo pido que estén dispuestos a dialogar".

La ausencia de diálogo fue el detonante de su sonado enfrentamiento con el director musical de la Scala, Riccardo Muti, en el Festival de Rávena (Italia) el pasado verano. Alagna y Gheorghiu abandonaron la producción de I Pagliacci, de Leoncavallo, tras una trifulca con el célebre director de orquesta italiano que dio la vuelta al mundo. "No hubo razones musicales ni argumentos artísticos, las discrepancias fueron personales. He trabajado con grandes directores de orquesta y sigo pensando que Muti es uno de ellos, pero no tiene sentido trabajar con quien no quiere escuchar cómo sientes un personaje".

Después de Carmen en Peralada, ópera que cantará la próxima temporada en el Metropolitan Opera House de Nueva York, Alagna sólo cita un compromiso operístico en España durante el próximo año: I Pagliacci en el Festival de Santander del año 2000. "Estoy en conversaciones con el Teatro Real de Madrid y el Liceo de Barcelona, pero aún no hemos cerrado un acuerdo", concluye

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