Niños
Hay muchos tipos de infierno, y para cada uno, el suyo será el más grande. Hace poco vimos el de los niños kosovares, y nos llegó tanto que nos volcamos todos para que los trajeran a nuestro país para ayudarlos, pero parece, sin embargo, que el infierno de los niños rumanos no nos importa lo más mínimo y hasta estamos siendo cómplices con la Administración en su intento de echarlos de nuestro país.Creo que son iguales las lágrimas de un niño kosovar que las de un rumano, y lo que no comprendo ahora es cómo los primeros han tenido todo un equipo de personal sanitario, psicólogos, asistentes sociales..., atendiéndoles, y cómo los otros lo más cerca que siguen teniendo es el calor de las llamas del infierno que continúa quemándoles.
Por cierto, ¿para cuándo la foto del presidente Aznar con los niños rumanos en su poblado?-
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