Las sustracciones de patrimonio artístico se concentran en las casas de campo del interior

Las casas de campo del interior de la Comunidad Valenciana son el principal objetivo de los ladrones de patrimonio artístico que actúan en estas tierras. Sobre todo en las comarcas más occidentales de Alicante y el sudoeste de Valencia. En estos chalés se han cometido una buena parte de las sustracciones investigadas por la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil durante el primer semestre de este año. Una dinámica que coincide con la que se registró en el mismo período del año pasado. El resto de asaltos se efectuaron en galerías de arte, museos e iglesias.

Las fincas privadas de L"Alt Vinalopó, Les Valls del Vinalopó, L"Alcoià, la Vega Baja y la Vall d"Albaida han sufrido en los últimos meses un buen número de los robos de patrimonio artístico denunciados ante la Guardia Civil en la Comunidad. Los robos en viviendas particulares doblan a los que se contabilizan en galerías de arte, museos e iglesias. Por otra parte, la Guardia Civil considera a la Comunidad Valenciana como la tercera, tras Madrid y Cataluña, en la adquisición de obras de arte sustraídas en ermitas del norte. Como las cuatro pinturas del siglo XVI de incalculable valor robadas en 1998 en la iglesia de San Vicente de Arévalo (Ávila) y vendidas a un empresario de Valencia. O las esculturas y demás objetos religiosos robados en la ermita de Las Hormazas (Burgos) en 1995. También fueron hallados en Valencia en 1997 el Códice del Apocalípsis del Beato de Liébana (un manuscrito del siglo X robado en el museo diocesano de La Seu D"Urgell) y en 1998 valiosas obras de Picassó, Miró y Rembrandt sustraídas en Suiza y recuperadas por la Policía. Con respecto a los asaltos en casas de campo, los ladrones se llevaron obras de arte y figuras decorativas valoradas entre dos y cinco millones de pesetas. Aunque algunas piezas tenían un valor muy superior, según la UCO. No han recuperado la mayoría de las obras que "suelen venderse poco después de la sustracción, a menos que se trate de una obra muy conocida". Escasa seguridad La Guardia Civil recomienda a los propietarios que tomen fotografías de sus piezas, lo que facilitaría su recuperación en caso de que fueran sustraídas. Ninguna de las casas de campo que han sufrido estos robos disponía de medidas de seguridad excepcionales. "Los ladrones de arte que actúan en la Comunidad suelen elegir viviendas fáciles de asaltar", detalla un oficial de la UCO. "En la mayoría de los casos apenas tuvieron que forzar las rejas de una ventana para entrar a robar". Durante el primer semestre de 1998 sufrieron robos de patrimonio artístico diversas casas de campo de Ibi, Sax, Monòver y Fontanars. Se llevaron pinturas, colecciones etnográficas de herramientas, platos de porcelana inglesa, jarras de plata, candelabros y unos cristos plateados. En la costa sólo se registraron dos asaltos en chalés de El Campello y Cullera, y otro en una empresa de Alaquàs. En Cullera robaron tres pinturas valoradas en 4,4 millones y 19 litografías valoradas cada una en 200.000 pesetas y en El Campello dos cuadros. También se denunciaron asaltos en iglesias de Poble Nou (una figura religiosa), Cullera (una pila bautismal), Campo de Mirra (dos tallas de madera) y Rojales (el viril de la custodia y el portaviático). La lista se completó con la sustracción de 44 pinturas y cuatro figuras de marfil valoradas en más de 33 millones en un hotel de Benicàssim; un robo con intimidación en una galería de Dénia en el que se llevaron 23 acuarelas, dos óleos y una escultura de bronce, y el robo de otras dos esculturas de este metal en una galería de Valencia. Este año destacan los robos de pinturas y objetos decorativos en diversas fincas de Fontanars y Orihuela. Además de la sustracción en un chalé de La Safor de una estatua labrada en piedra. Sólo han descubierto robos en dos iglesias: en Torrevieja (un sagrario bañado en oro y un cáliz, cuyo ladrón fue capturado) y en Almiserà (cuatro pinturas religiosas). También investigan el robo de una pintura en una galería de arte de Altea y el de una escultura de bronce de Mariano Benlliure en el Museo de Bellas Artes de Castellón.