"Argentina no será el origen de una nueva crisis latinoamericana"
En la puerta del hotel Ritz de Madrid lo esperaba una pancarta que acusaba al Banco Mundial de haber creado más hambre y más pobreza durante más de medio siglo de existencia. El australiano James D. Wolfensohn, de 65 años, y desde 1995 el noveno presidente del Banco Mundial, se refirió a los manifestantes tan pronto comenzó la entrevista. "Al verlos", dijo Wolfensohn, "uno puede pensar que en 55 años no ha habido cambios y que no hay esperanza (...). Pero eso no es verdad (...). Hemos mejorado y lo seguiremos haciendo, a través de los conocimientos que hemos adquirido, nuestras propuestas para lograr el desarrollo sostenido para todos". Wolfensohn se resiente de las protestas porque cree que se ha hecho mucho para paliar la pobreza, mientras que sus críticos reclaman que aún no es suficiente. No obstante, Wolfensohn reconoce, en un texto suyo denominado Propuesta de un marco integral de desarrollo, que todos, incluyendo sus críticos, han hecho un aporte sustancial al mejoramiento de la vida de muchos pobres. También reconoce que los avances en ese sentido siguen siendo demasiado lentos.Pregunta. ¿La propuesta de un marco integral de desarrollo es el resultado de su reflexión tras dos años de crisis financiera mundial?
Respuesta. Sí, todavía queda mucho por hacer y no sólo por los 1.500 millones de personas que aún no tienen acceso a agua potable y otros 2.000 millones que no tienen acceso a servicios de alcantarillado, sino también porque para dentro de 25 años habrá otros 2.000 millones de personas que tendrán que alimentarse en medio de guerras, creciente desigualdad y turbulencias en los sistemas económicos y políticos, como lo ha demostrado la crisis financiera internacional que hemos vivido durante los últimos dos años.
P. Durante la crisis se ha hablado de fuertes diferencias entre el Fondo Monetario Internacional (FMI) y Banco Mundial ¿Hay diferencias? ¿Cuáles son?
R. Las diferencias están en algo que llamo las dos columnas de un balance. En la columna de la izquierda están los datos macroeconómicos, incluidos los informes del FMI. En la otra columna deben reflejarse los aspectos sociales y humanos. El FMI tiene la responsabilidad de la estabilización macroeconómica, y nosotros, la de los aspectos sociales del desarrollo. No son dos funciones aisladas y se debe trabajar en una estrecha colaboración.
P. Una de las mayores críticas a la iniciativa del alivio de la deuda es que las reformas que exige el FMI socavan el esfuerzo de los países pobres para acceder a ésta.
R. Si se dan ayudas a un país con un buen gobierno es una decisión correcta. Los préstamos, las ayudas o la condonación de una deuda están vinculadas a que el deudor sea responsable. Además, no se puede pensar en el problema de la pobreza o del desarrollo como una cuestión de deuda. Lo que he aprendido en estos años es que el tema de la deuda es sólo una parte del problema, también lo son la corrupción, el gobierno, el sistema legal y judicial... Y si se olvida esto nunca se conseguirá el crecimiento sostenido. Creo que el debate debe ampliarse y que el público olvida eso. Es necesario comprender que si se dirigen todos los esfuerzos al alivio de la deuda esto sólo ayuda en parte, y si no se hace nada más, los países pobres tendrán los mismos problemas unos años después.
P. Esta explicación incluye el caso de Uganda, el primer país en calificar para la iniciativa y hoy descalificado porque los precios del café, su principal exportación, han caído y con ellos los ingresos del país.
R. El alivio de la deuda ugandesa se hizo en un momento concreto y sobre la base de que se estaba ayudando a este país a empreder el camino hacia el desarrollo. No se puede programar la condonación de una deuda sobre la certeza de que sucederán determinados hechos en el futuro. La situación de Uganda cambió. Cambió su gasto en defensa y su presupuesto se vio alterado por la caída de los precios de las materias primas. Los precios de todas las materias primas cayeron tras la crisis asiática. Uganda tiene más problemas ahora, pero eso no es culpa de la iniciativa de alivio de deuda, es la naturaleza del mundo. Todos tienen problemas en algún momento, y hay que reconocer que no se pueden solucionar los problemas de todos. Cada uno debe intentar salir por sí mismo de los problemas. Lo que la iniciativa intenta es dar una oportunidad a los países pobres, una mejor oportunidad.
P. ¿Ha sido un éxito o un fracaso la iniciativa para la reducción de la deuda de los países pobres muy endeudados desde que se creó en 1996 hasta hoy?
R. Yo inventé esta iniciativa y por un día fui un gran héroe, incluso para las organizaciones no gubernamentales. Pero después ya no era suficiente el alivio de la deuda para los países pobres y era demasiado el tiempo que debían esperar para obtenerlo. Hace unas semanas, tras la cumbre del G-8 en Colonia, mejoramos la iniciativa y otra vez no es suficiente. Yo creo que lo hemos hecho razonablemente bien en estos tres años. Tres países ya se han beneficiado de la iniciativa y en torno a otra decena de países están en buena posición para conseguir ese beneficio. Probablemente para el próximo año unos 26 países habrán alcanzado el punto de culminación del programa de alivio de deuda.
P. Hace un mes el Banco Mundial y el FMI aprobaron un crédito de más de 23.000 millones de dólares para México con el fin de blindar la economía del país ante la posibilidad de una crisis financiera. ¿Concedieron ese crédito porque preveían una crisis en el país?
R. No, fue debido a que en los anteriores cuatro cambios de gobierno se produjeron turbulencias en los mercados financieros en los periodos previos a las elecciones, y fue una medida lógica teniendo en cuenta estos antecedentes. Lo que hicimos fue respaldar de antemano a México ante la probabilidad de que cualquier incidente pudiera provocar una reacción negativa de los mercados.
P. Pero si no preveían un crisis, ¿por qué lo concedieron?
R. Sólo por si acaso. En el caso de México, la aprobación de este crédito fue preventiva, y lo dimos con anticipación porque si se tiene un buen paraguas es menos probable que llueva. Lo que hay ahora es un buen respaldo financiero para que hagan lo que hagan o digan lo que digan los candidatos a la presidencia mexicana no se produzcan turbulencias en los mercados financieros.
P. ¿Teme que se produzca una nueva crisis en Argentina durante el periodo preelectoral y ésta se extienda a toda la región?
R. No, no temo eso. Descarto la posibilidad de que Argentina sea el origen de una nueva crisis latinoamericana. En Argentina se produjo una gran confusión porque uno de los candidatos a la presidencia del país dijo que apelaría al Papa para amortiguar el impacto de la deuda externa latinoamericana. Pero con todo mi respeto al Papa, ésta no es una decisión de la Iglesia católica, sino de los acreedores; y la reacción del mercado a estas declaraciones no tiene nada que ver con una posible intermediación de la Iglesia, sino de lo que pensarían los acreedores si alguien sugiere que Argentina no pagará su deuda externa.Todos saben que a los acreedores no les gustará esto y que dejarían de prestar dinero a este país. La base del sistema financiero internacional es que si se contrae una deuda ésta debe ser cancelada. Lo que sugirieron esas declaraciones al mercado fue que en Argentina había un problema y que éste se extendería a la región. Es cierto que hay problemas de suministro de energía en Ecuador, algunos incidentes de fuerza en Colombia y problemas en Venezuela, así como en el resto de los países. Pero si se sigue de cerca a América Latina se ve que siempre hay algo por lo que estar preocupado. Pero yo pienso en la región en términos de años y no de días, por lo que, en mi opinión, lo que se ha visto en los últimos días en Argentina es uno de esos tantos baches por los que transita América Latina en su camino hacia el desarrollo. Además, entre todos los problemas que la región puede tener, el principal es el gran desequilibrio social, la brecha entre pobres y ricos es la mayor del mundo.
P. En referencia a la reconstrucción de Kosovo, ¿qué opina de la propuesta del Centro de Estudios Políticos Europeo (CEPS) de eliminar los aranceles aduaneros de los países de los Balcanes y que la UE absorba el coste de la supresión de las tarifas?
R. Aquí hay dos problemas. Uno es el inmediato, la reconstrucción, y el otro es el de la prosperidad futura de los Balcanes. En lo que se refiere al Banco Mundial en su trabajo coordinado con la Comisión Europea, la prioridad es la reconstrucción de Kosovo. Es decir, que antes de hablar de una zona de libre comercio en los Balcanes, hay que intentar solucionar el problema de los refugiados antes de la llegada del invierno, el restablecimiento de las infraestructuras destruidas, la política de Serbia y saber cuál ha sido el daño real de la guerra.
P. ¿En cuánto cifra el coste de la reconstrucción?
R. Eso nadie lo sabe. Con urgencia se necesitan 2.000 millones de dólares, y sólo faltan reunir 600 millones, y sé que los tendremos, para la cumbre de Sarajero el 30 de este mes.
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