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EL CAMINO HACIA LA PAZ

Pristina recupera su Ayuntamiento

La ONU pone en marcha la nueva adminidtración municipal con 140 trabajadores albaneses y serbios

Jorge Marirrodriga

ENVIADO ESPECIAL"No entiendo. Si el Ayuntamiento ya está abierto y quiero inscribir a mis hijos ¿por qué no puedo pasar?", vocifera Guxim Ahemti ante un soldado británico que se esfuerza en explicarle con gestos que para entrar necesita una acreditación. Al cabo de un par de minutos, Guxim renuncia y se va no sin antes sentenciar. "Aunque ahora esté la OTAN esto funciona como siempre".

Por primera vez desde que la fuerza internacional de pacificación de Kosovo (Kfor) entrara en la región -el 13 de junio-, los habitantes de Pristina gozan de una mínima, y casi simbólica, administración civil, con la formación de un consejo municipal en el que están representados albaneses y serbios bajo la supervisión de la ONU.

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El nuevo Ayuntamiento de Pristina ocupa la sede del anterior: un edificio de tres plantas de color ocre, situado en la confluencia de la calle Trepchanska, con una plaza presidida por un monumento erigido por Josef Broz Tito en exaltación de la unidad entre serbios y albaneses. Desde el lunes, allí trabajan codo con codo 140 personas -80 albanokosovares y 60 serbios-; eso sí, bajo la atenta vigilancia de los paracaidistas británicos que ejercen el control efectivo del inmueble y bajo la presidencia nominal de Jay Carter, nombrado administrador especial de la ONU para Pristina. Éste tendrá dos coprefectos, uno albanés, Mexhit Syla, y uno serbio, Zvonomir Ctbiq. El primero fue concejal hasta que, a comienzos de la década, fue expulsado por ser albanés.

En total, serán 400 las personas que trabajarán en el Ayuntamiento. Elegir a los trabajadores está resultando más complicado de los previsto para la Misión de Naciones Unidas para Kosovo (Unmik), encargada del proceso. Para contratar a los primeros 140 ha sido necesario negociar con los representantes de las comunidades albanesa y serbia.

"Es evidente que habrá un reparto proporcional, según el origen étnico, pero nos preocupa también la capacidad y los conocimientos de los contratados", explica el portavoz de la Unmik, Kevin Kennedy, quien añade que se reservarán 12 empleos para trabajadores de otras etnias.

En 1990, los trabajadores albanokosovares que trabajaban en el Ayuntamiento fueron expulsados de sus puestos mediante una orden procedente de Belgrado. "Ni siquiera fueron despedidos, ya que entonces habrían tenido derecho a una compensación o a plantear un recurso", señala un capitán de ingenieros encargado del acondicionamiento del edificio. "Les dijeron de un día para otro que no podían volver a sus trabajos", añade. Con la entrada de las tropas de la Kfor en Pristina, numerosos ex funcionarios públicos de origen albanés acudieron al Ayuntamiento para reintegrarse en sus puestos de trabajo. "Tuvimos que hablar con los notables albanokosovares; ellos llevaban un registro de quienes eran verdaderamente funcionarios y quienes no. A los admitidos les dimos unas identificaciones de Kfor", indica el sargento Byron.

Entre los 80 albanokosovares que retornaron al Ayuntamiento el lunes había 30 de los expulsados en 1990. Allí se encontraron con los 60 serbios contratados por la ONU, muchos de ellos antiguos empleados. "Fue emocionante", señala el militar británico, "muchos de ellos eran amigos; afortunadamente, los albanokosovares son conscientes de que no han sido sus antiguos compañeros los que les han causado daño".

"Las cosas no serán ni como en 1990 [expulsión de los albanokosovares de sus empleos] ni como en marzo de 1999 [represión de la policía serbia]", declaró Carter durante la apertura de lo que constituye la primera administración local puesta en marcha en Kosovo desde el final de los bombardeos. "Debemos trabajar para crear un nuevo orden", subrayó el administrador especial. Y trabajo no les va a faltar: decenas de personas se han dirigido desde hace un mes al edificio para tratar de arreglar sus papeles en un intento por regresar a la normalidad lo antes posible. Nacimientos, defunciones, cambios de domicilio y apertura de negocios son algunos de los asuntos que los vecinos de Pristina quieren resolver ante los registros municipales. "Incluso los hay que vienen y dicen: "Quiero pagar mis impuestos", señala estupefacto el capitán Byron.

Uno de los hechos más sorprendentes es que no ha sido necesaria una administración organizada para conseguir que muchos de los servicios municipales se hayan puesto en marcha, gracias a la responsabilidad de sus empleados. Es el caso de las líneas de autobuses: funcionan tanto las del interior de la capital como las de los pueblos.

El fluido eléctrico y el alumbrado nocturno comienzan a recuperar su servicio con relativa normalidad. Multitud de comercios están reabriendo sus puertas, eso sí con un sospechoso cambio de dueño, de letrero y de actividad. No es extraño, por tanto, encontrar un bar en lo que antes era una tienda de ropa infantil o una tienda de alimentación (en su mayoría dedicadas a la venta de botellas y latas) debajo de un rótulo en cirílico que reza: artículos deportivos.

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Sobre la firma

Jorge Marirrodriga
Doctor en Comunicación por la Universidad San Pablo CEU y licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra. Tras ejercer en Italia y Bélgica en 1996 se incorporó a EL PAÍS. Ha sido enviado especial a Kosovo, Gaza, Irak y Afganistán. Entre 2004 y 2008 fue corresponsal en Buenos Aires. Desde 2014 es editorialista especializado internacional.

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