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EL CAMINO HACIA LA PAZ

Draskovic emprende una campaña en solitario para derribar a Milosevic

Vuk Draskovic, de 52 años, presidente del Movimiento Serbio de Renovación (SPO), el partido opositor más fuerte de Serbia, declaró ayer en Belgrado que se lanza a la arena de la oposición al presidente Slobodan Milosevic: "El país se tiene que liberar de este régimen". Draskovic anunció para el sábado una manifestación de su partido político para pedir la dimisión de Milosevic en la ciudad de Kragujevac, 140 kilómetros al sur de Belgrado.

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Draskovic, que fue viceprimer ministro de Yugoslavia hasta finales de abril, cuando Milosevic lo destituyó, dijo ayer que no piensa unirse a las otras fuerzas de oposición, que desde el final de la guerra se manifiestan y recogen firmas para pedir la dimisión del mandatario yugoslavo. Tras un mes en el que ha mantenido una postura de ambigüedad, basada en declaraciones contradictorias que no dejaban claro si buscaba conseguir de nuevo los favores del régimen, Draskovic expresó ayer, en una repleta conferencia de prensa en Belgrado, que Serbia necesita la dimisión de Milosevic.

"Necesitamos y exigimos su dimisión, necesitamos lograr el apoyo de la gente desilusionada que le votó". Se refirió al peligro de guerra civil en Yugoslavia y de desintegración de la federación y advirtió: "¡Que no jueguen con fuego! Defenderemos nuestras ciudades de sus sucias actuaciones y defenderemos nuestro país".

Draskovic representa a la primera fuerza de oposición al régimen de Milosevic en Serbia. En las elecciones legislativas serbias del 21 de septiembre de 1997, su partido, el SPO, logró casi 800.000 votos, un 20%, que le convertía en la tercera fuerza política, tras el partido de Milosevic y los radicales ultranacionalistas de Vojislav Seselj (SRS).

Días atrás, desde el régimen se lanzaron cantos de sirena para lograr una especie de Gobierno de concentración nacional de todas las fuerzas políticas con una representación parlamentaria de peso. Quizás aquí reside el motivo de las vacilaciones de Draskovic, tentado a aceptar una vez más el disfrute del poder. Draskovic es un político contradictorio y un tanto veleta, que mezcla en su ideología elementos de populismo nacionalista, más o menos fuerte, según requiera la ocasión, unidos a un liberalismo económico.

Ex periodista y escritor, se ha peleado con casi todos los políticos importantes de Yugoslavia. Milosevic le encarceló y sus esbirros le torturaron, junto con su mujer, Danica, que mantuvo una polémica pública en términos casi barriobajeros con Mira Markovic, la esposa de Milosevic. Con el ultranacionalista Seselj, Draskovic sostiene un contencioso ante los tribunales de justicia. Con el presidente del Partido Demócrata (DS), Zoran Djindjic, le separa un odio cainita. Tras marchar juntos en las manifestaciones contra el fraude en las elecciones municipales del invierno de 1996 a 1997, los dos políticos se enfrentaron por un quítame allá la alcaldía de Belgrado.

De momento, Draskovic pasa de forma clara a la oposición, aunque anuncia que irá en solitario y no piensa unirse a los que se agrupan en la Alianza para los Cambios. Para el sábado ha anunciado una manifestación en Kragujevac con una referencia histórica importante, que constituye un guiño al nacionalismo serbio más acérrimo. Ese día, en Kragujevac se cumple el aniversario de la ejecución de Dragoljub Mihailovic, el líder de los chetniks, los nacionalistas serbios seguidores del rey que se enfrentaron a los partisanos de Tito. En esa ciudad se encuentra la fábrica de coches Zastava, destruida por los bombardeos de la OTAN y uno de los lugares más afectados por las consecuencias económicas de la guerra.

Draskovic indicó que expondrá "un programa de lo que se tiene que hacer con toda urgencia para salir de la miseria, parar la muerte, el odio, la caída del Estado y de la nación, impedir la desintegración de la federación y una guerra civil que muchos provocan y de la cual nos encontramos al borde". También aseguró que su partido boicoteará la sesión extraordinaria del Parlamento de Serbia destinada a convertir en legislación ordinaria muchos de los decretos aprobados con motivo de la guerra.

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