_
_
_
_

Tom Patchett presenta su colección de arte en el auditorio de Galicia

"Me interesa más el concepto que la estética", declara el millonario

Santiago de Compostela A Tom Patchett le hizo millonario Alf, el extraterrestre de la telecomedia de televisión. El dinero le llevó al arte, a descubrir a Marcel Duchamp como una revelación y, bajo su influencia, a reunir una singularísima colección de arte contemporáneo. "Me interesa más el concepto que la estética y las excelencias técnicas", afirma. Le interesa actuar de iconoclasta, con humor, porque "nadie tiene la autoridad para decidir lo que es arte".

Parchett asume y se identifica con la doctrina de Duchamp, "un trampolín para ampliar los horizontes del indivíduo". Tal sería el sentido de su colección.Una generosa antología de la misma, casi 300 obras, se exponen desde el sábado en el Auditorio de Galicia, en Santiago de Compostela, que ha coproducido la muestra, Double Trouble. Colección Patchett, con el Museo de Arte Contemporáneo de San Diego, California. Le gusta el riesgo. "Tengo tantos miedos como cualquiera, pero me gustaría estar metido siempre en alguna actividad cuyo resultado no fuera absolutamente previsible. Así he vivido siempre. Nunca se consigue nada importante sin riesgos", afirma Patchett de su filosofía de vida. Hace diez años compró su primera obra, un grabado de Warhol. "Cuando empecé a coleccionar era como comprar un carrete de película, sacar 36 fotos y esperar que cuatro o cinco salieran bien".

Tom Patchett no sabía quién era Marcel Duchamp. Había sido niño pobre y, luego, célebre guionista de televisión. Alf le llevó a la cumbre. Un extraterrestre de aspecto y gustos extravagantes, como su predilección por el zumo de gato, se instala en el seno de una familia estadounidense y todos escenifican una telecomedia que tuvo éxito mundial y ventas de objetos sobre el personaje. Patchett, coautor del personaje y guionista y productor de la serie, se hizo rico.

Un día, para ilustrar a su hijo de 12 años, que quería ser artista, fueron a ver una exposición del colectivo Fluxus y el padre cayó del caballo. A Duchamp le llevó la recreación de una de sus obras, Fuente, que hace Sherrie Levine: el reverso de un urinario. Fue la chispa que necesitaba Patchett en su papel de coleccionista. "Muchas colecciones de arte no son más que un catálogo de piezas, sin identidad", descarta. Él empezó a preocuparse de dotar a la suya de perfiles propios.

Rescató testimonios del ámbito de Americana (caravanas Airstream, letreros publicitarios de hojalata o de neón, vajillas de gruesos platos de melanina...), elevándolos a la condición de arte pese a su fabricación en serie, que no evita, según Patchett, la impronta artística ni la capacidad narrativa de esos objetos. Marcel Duchamp, Dadá y Fluxus inspiran y vertebran el conjunto, que incluye obras del propio Duchamp, Man Ray y Joseph Beuys o, entre los artistas contemporáneos, de Chris Burden, Mike Kelley, Charles Ray, Cindy Sherman y Kiki Smith. Chema Cobo es el único español acogido y Tom Patchett no oculta su simpatía por él: "Tiene narrativa en su obra, me recuerda la literatura de Camus".

Reconoce en su colección una continuidad del enfoque, el humor y la crítica social de Alf, "aunque yo ya estoy en otro capítulo de mi vida". El Auditorio de Galicia se interesó por ella hace tres años y es la primera vez que se expone fuera de Estados Unidos. "Me produce mucha ilusión que pueda encajar en un sitio tan histórico como Santiago, agradezco esa generosidad".

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_