La modernización del sector público enfrenta a los laboristas
El Gobierno británico ha mostrado abiertamente en los últimos días la división de la familia laborista. La modernización del sector público ha sido la causa de un agrio enfrentamiento entre el líder laborista, Tony Blair, y su viceprimer ministro, John Prescott. El fuego lo abrió Blair el pasado martes cuando criticó el inmovilismo en la sanidad, la educación y el transporte públicos. "El concepto de "siempre se ha hecho de esta forma y debe seguir haciéndose de esta manera" está más enraizado entre la gente del sector público que en cualquier otro grupo de personas con las que me he enfrentado", dijo en un encuentro con inversores. Al día siguiente, Prescott salió en defensa de los causantes de tanto mal en la salud de Blair y del Reino Unido. "El sector público ha ayudado a fraguar la sociedad moderna desde el siglo XIX. Cuando el sector privado falla, interviene el sector público", añadió. Y tras enumerar la contribución en educación, vivienda, transporte, sanidad y seguridad social, Prescott exclamó: "Por fin he podido desahogarme".
Reformas
La discrepancia entre Blair y Prescott llevó a algunos sectores del partido a temer que el primer ministro desalojase del Gobierno a los representantes del viejo laborismo en una inminente remodelación del Gabinete. Pero posteriormente las aguas volvieron a su cauce y tanto Blair como Prescott han intentado reconciliar la necesidad de reformar el sector público, un tema clave del programa electoral laborista, con la de recuperar la confianza de los sindicatos y activistas laboristas en la actuación del Gobierno. No hay que olvidar que en las recientes elecciones -locales, autónomicas y, principalmente, en las europeas- el electorado dio la espalda al nuevo laborismo. "Venimos de distintos mundos y procedemos de diferentes esferas del Partido Laborista", admitió Blair a la BBC la noche del jueves. "Prescott viene del ala tradicional del partido y yo de la moderna". En su intervención, el primer ministro admitió que existe la "impresión" de una división en el Gabinete, pero aseguró que tanto él como Prescott apuestan por el cambio y la modernización. "Ambos creemos en las mismas cosas", advirtió.
Ayer, ambos hicieron un esfuerzo por unificar su mensaje en una reunión con las juventudes del partido. "Fuimos elegidos con el mandato de llevar adelante un programa masivo de cambio y modernización", afirmó Blair antes de enumerar la creación del salario mínimo, la reducción de las listas de espera en los hospitales o los programas de empleo para los jóvenes. E insistió en que tanto él como Prescott comparten la visión de "un sector público vibrante, popular y fiable". Prescott no se quedó atrás y afirmó que la política laborista beneficia a todo el mundo y "no sólo al dueño de un Volvo".
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