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La esencia del proceso de paz en el Ulster es, como dijo ayer el primer ministro, ofrecer seguridad a todas las comunidades de Irlanda del Norte. La principal dificultad ahora es que, mientras el plan qué Tony Blair presentó junto a Bertie Ahern asegura totalmente la formación de un Ejecutivo en el Ulster en cuestión de diez días, es bastante menos seguro que el IRA se vea obligado a emprender acciones que lleven al desarme, o que su fracaso en hacerlo suponga la expulsión del Sinn Fein del nuevo Ejecutivo. Blair debe ingeniárselas ahora para crear esta igualdad de seguridad. Hizo todo lo posible en sus declaraciones de ayer por dejar claro que el IRA, y no el Sinn Fein, estaría obligado a lanzar un mensaje público "claro y certero" que afirme su intención de dejar las armas y deberá hacerse en el plazo de un par de días una vez formado el Ejecutivo. El temor es, como dijo Major que el Sinn Fein entré en el Gobierno, el IRA suelte palabras bonitas pero no armas serias, el Gobierno irlandés y el SDLP no tolere una retirada obligada y Blair, temiendo una nueva oleada de bombas, de marcha atrás. Ahern, por el Gobierno irlandés, y John Hume y Seamus Mallon por el SDLP, podrían hacer mucho para asegurar el apoyo unionista para los próximos días, ofreciendo declaraciones irrevocables de que apoyarían una expulsión del Sinn Fein de la ejecutiva si el IRA faltara a su palabra Si no lo hacen, el miedo del que tan acertadamente hablaba Major persistirá y el plan de Blair seguramente fracasará.

6 de julio.

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