"Hay más músicos de jazz que empleos reservados para ellos"
Dizzy Gillespie, Quincy Jones, Billie Holiday, Thelonious Monk, Bill Evans, Benny Goodman. Todos ellos son leyendas del jazz que el paso del tiempo apartó de los escenarios, pero al aficionado le queda la posibilidad de revivir su memoria contemplando las evoluciones de quienes se han formado junto a ellos. Es el caso del estadounidense Phil Wells Woods (Springfield, 1931), saxofonista que, desde los años cincuenta, ha llenado páginas de su diario con los nombres que se citan al principio. Ayer clausuró el Festival Internacional de Jazz de Getxo. Pregunta. ¿Hubiese llegado tan lejos si no hubiera emigrado con 16 años a Nueva York? Respuesta. No. Para mí fue trascendental ir allí a formarme. Iba para clarinetista clásico, al menos eso quería mi madre, pero allí cambió todo: conocí a Charlie Parker y decidí que eso era lo que quería estudiar. Cuando fui a Nueva York, en 1947, había muchos clubes y en todos sonaba jazz. Había acabado la Segunda Guerra Mundial y todo el mundo estaba enrolado en big bands, quería bailar ritmos jazz o escuchar estándars de la música americana. Había oportunidades para los músicos jóvenes. P. ¿Ha cambiado la situación? R. Hombre, el actual es un mundo diferente, han pasado 50 años, pero el jazz sigue teniendo su importancia. Aunque nunca ha sido una música popular, masiva. A algunos les gusta la polka, a otros el flamenco, a otros el jazz,... El mundo es lo suficientemente grande como para tener muchos tipos de música. P. Ha tocado con muchas leyendas. ¿De quién guarda un recuerdo más grato? R. La figura más importante para mí ha sido Dizzy Gillespie. Fue mi primer mentor y valedor, con él toqué por primera vez en una big band y crucé el océano. Además, fue un verdadero amigo y siempre se portó estupendamente conmigo. P. ¿Ha sido su mayor influencia? R. Él, Charlie Parker y todos los primeros maestros del be-bop: Benny Carter, Louis Armstrong,... Cuando era joven, mi mayor influencia era la nueva música, quería estar a la última, y entonces lo novedoso era el be-bop. Según he ido envejeciendo he descubierto que la música anterior también fue importante, y aún estoy aprendiendo de ella. P. ¿Qué le parece la nueva generación de músicos? R. Adoro a toda la gente del jazz, pero lo cierto es que hay más músicos que empleos reservados para ellos. Sólo algunos van a tener suerte, pero así es la vida. Es el signo de los tiempos. P. Ya se ha convertido cais en una leyenda. ¿Cuáles son ahora sus aspiraciones? R. Volcarme en la composición, acabar un libro que estoy escribiendo, preparar un nuevo disco para Blue Note Records y tocar aún mejor. En el jazz siempre buscas nuevos caminos; si siempre tocas lo mismo, no creces, te aburres. Y el jazz no es para aburrirte, es una aventura excitante. Lo bonito de la vida de un artista es que nunca llegas al tope; siempre buscas mejorar, y eso es parte del placer de vivir del arte.
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