García Márquez
Leo en el periódico que Gabriel García Márquez ha sido hospitalizado en Bogotá "con síndrome de agotamiento general". Coincide esta noticia con mi relectura de Cien años de soledad, verdadero prodigio de creatividad literaria, de prosa deslumbrante y de plasticidad expresiva. La coincidencia de ambas cosas me resulta un contraste muy vivo y, en cierta manera, doloroso. El hecho de que se oscurezca la vitalidad de un genio creador es algo triste y que incita a la melancolía. Me gustaría que en estos momentos pudiera llegarle a García Márquez la admiración y el apoyo de tantas personas que hemos gozado con su obra, que gracias a ella hemos aprendido imaginación y humanidad. Porque admiro en él no sólo la creatividad literaria con la que ha embellecido al mundo, sino también la dignidad de su compromiso cívico con el que ha intentado transformarlo. Y ello, en estos tiempos de mediocridad, en los que la creación y la belleza se han convertido en mercado y en escaparate.- . .
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