Los partidos del Ulster buscan una fórmula que haga simultáneo el desarme y el autogobierno
Las negociaciones de Stormont, que presiden Tony Blair y Bertie Ahern, se interrumpieron sin un tangible acuerdo en la madrugada de hoy tras cuatro jornadas de intensos contactos. El rechazo de la delegación unionista, que lidera David Trimble, a la propuesta del Sinn Fein para lograr el desarme del IRA dentro del plazo límite marcado por el acuerdo de Viernes Santo de 1998, impidió el progreso hacia una solución definitiva. Los primeros ministros del Reino Unido e Irlanda presentarán hoy a los partidos una iniciativa conjunta sobre "el camino del futuro".
El documento de Blair y Ahern intenta trazar un sendero que resuelva los obstáculos en la aplicación del Acuerdo de Viernes Santo de 1998. "Los problemas", dijo ayer Blair, "ya no se centran en principios básicos, sino en secuencias y tiempos". Por "secuencias", el primer ministro se refería a una de las cuestiones fundamentales, el viejo obstáculo, que impide la aplicación del Acuerdo de Viernes Santo. ¿En qué orden deben aplicarse los compromisos adquiridos en 1998 sobre formación del Gobierno y decomiso de las armas ilegales? El Partido Unionista del Ulster (UUP), que dirige David Trimble, propone en estas últimas negociaciones el desarme "simultáneo" a la entrada del Sinn Fein en el Gobierno autónomo del Ulster. Y lo exige no sólo al partido republicano, sino también de su rama militar, el Ejército Republicano Irlandés (IRA), un compromiso "claro e inéquivoco" de que la entrega de armas se producirá de acuerdo a unos plazos determinados que concluirán en mayo del 2000.
"No hemos recibido por escrito el compromiso del movimiento republicano de que procederá al decomiso de las armas según terminos reconocidos por la comunidad unionista", señaló ayer Trimble. La exclusión del IRA en las esfera de las negociaciones para formar un Ejecutivo viene determinada por la desconfianza del unionismo en las palabras del Sinn Fein. "El Sinn Fein lleva años diciendo que no es el IRA, que no habla por el IRA y que no tiene armas ni puede decomisarlas. Las promesas del Sinn Fein carecen, por tanto, de fondos bancarios. El compromiso debe partir del IRA", defendió.
"Avance histórico"
Gerry Adams, presidente del Sinn Fein, aseguró por su parte que el UUP conocía desde hace tiempo la nueva propuesta sobre desarme. Tras la suspensión de las negociaciones, Adams expresó su "frustración" por el rechazo unionista a la misma. En su fórmula para desbloquear el proceso, considerada por Blair como "uno de los avances históricos" de los últimos cuatro días, el Sinn Fein parece estar en condiciones de procurar el desarme de su rama militar dentro de unos plazos razonables. Anoche se adelantaba el mes de noviembre como la marca incial para la retirada de circulación de parte del arsenal en manos del movimiento republicano. Esta presunta concesión del Sinn Fein tiene que estar acompañada de ciertas garantías avaladas por la delegación de Trimble. En primer lugar, Adams exige la formación, con efecto inmediato, del Ejecutivo de Belfast, que funcionaría "en la sombra" hasta la transferencia de competencias por parte de Londres.
La lógica dicta que el traspado de poderes coincidirá presumiblemente con el inicio del primer gesto material del desarme del IRA. Pero la delegación republicano aspira a salir de Stormont con otra cuestión zanjada.
El plan de Blair, que dicta los ejes de la negociación desde el pasado viernes, incluye un mecanismo de salvaguarda que llevará a la expulsión de los dos ministros del Sinn Fein si su rama militar incumple los acuerdos sobre el desarme. Adams se resiste a admitir ninguna claúsula en esta materia que se aleje de los términos del Acuerdo de Viernes Santo. Su postura choca directamente con las demandas de Trimble.
El líder unionista aseguró ayer que no sólo pide "una sanción efectiva y creíble", que pagará el Sinn Fein en nombre del IRA, sino además considera que la penalización debe ser avalada en las negociaciones por ambos Gobiernos y la formación política del nacionalista John Hume.
A última hora de la noche de ayer, ninguna de las cuestiones relacionadas con las "secuencias y plazos" parecían resueltas. Los partícipes en la negociación seguirán hoy enfrascados en hallar una salida al atolladero que garantice, al menos, la estabilidad política ante la marcha de la Orden de Orange de Portadown, que se celebra el próximo domingo, y que podría ser foco de graves disturbios.
El presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, dio ayer desde Washington un nuevo impulso al proceso de paz al asegurar que ambas partes estaban discutiendo nuevas ideas y parecían determinadas a alcanzar un acuerdo. "Están negociando y parece ser que existe muy buen ambiente", aseguró Clinton en una conferencia de prensa conjunta con el presidente egipcio, Hosni Mubarak, de visita oficial en la capital. "Están explorando algunas ideas nuevas y parecen determinados a trabajar en ellas hasta que lleguen a una conclusión positiva".
"Entiendo que debe ser muy difícil para ambas partes alcanzar un acuerdo pero para el mundo sería muy duro entender que no se llegue a un acuerdo", aseguró el presidente estadounidense.
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