La ley de la horca

Abdalá Ocalan, el líder de los rebeldes kurdos, ha sido condenado a muerte por un tribunal turco. La horca se enfrenta a un hombre acusado de 29.000 muertes en 15 años; (...) Al imponer esta condena, el tribunal rechaza la sumisa oferta hecha por Ocalan durante el juicio de devolver la paz a Turquía y sus 13 millones de kurdos si le perdonaban la vida (...). Este es el veredicto que quieren la mayoría de la prensa, población y Parlamento turcos. (...) El Gobierno nacionalista, elegido en abril mientras se celebraba la captura de Ocalan, parece seguro al aprobar cualquier ley necesaria para permitir la primera ejecución desde 1984.

Sin embargo, el viaje desde el tribunal hasta la horca puede no ser tan sencillo como los turcos quieren. Puede que sea mejor para los intereses turcos que así sea Ahorcar a Ocalan no mejorará las relaciones del Gobierno turco con la minoría kurda(...) y pondrá mucha más tensión en las ya tensas relaciones con sus vecinos europeos, contrarios a la pena de muerte. También aumentará las sospechas europeas sobre los derechos humanos en Turquía, lo que justificará dejarla en el último lugar de los posibles miembros de la Unión Europea.

El mejor método que podría seguir Turquía es esperar hasta que se desvanezcan las pasiones y polémicas actuales. (...) Si Ocalan estuviera vivo, en prisión con cadena perpetua, el PKK quizás actuaría con más moderación; mientras, el Gobierno turco ganaría tiempo para abordar la cuestión kurda y le permitiría moverse hacia su mayor interés, acercarse a Europa.

, 30 de junio de 1999