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La muralla árabe despierta de su sueño

Un lienzo de restos amurallados, un torreón y un túnel abovedado, hallados en la explanada que se despliega entre el Palacio Real y la catedral de la Almudena de Madrid.

Los arqueólogos no buscan, encuentran. El refrán profesional cabe aplicarlo al equipo de expertos que excava bajo la explanada que se despliega entre el Palacio Real de Madrid y la catedral de la Almudena y en otras dos zonas contiguas al templo: los arqueólogos han encontrado bajo esa misma explanada restos amurallados de una edificación de gran antigüedad a menos de dos metros de profundidad. Los restos se asemejan sobremanera a fragmentos de la muralla árabe construida a partir del siglo XI en torno a la almendra central donde nació la ciudad, según pronosticaban el equipo que dirige Esther Andréu y otras fuentes de Patrimonio Nacional. Pero todos se muestran cautos y prefieren esperar a un dictamen más elaborado. Las excavaciones fueron emprendidas hace un mes largo para estudiar el emplazamiento, bajo la explanada tratada, de un futuro Museo de Colecciones Reales que albergará numerosos objetos suntuarios hoy fuera de la vista del público.

Los últimos vestigios hallados consisten en un lienzo de muro de unos cinco metros de anchura, construido a base de sillares de piedra de gran dureza, que incluye un remate en esquina muy semejante al tronco de un torreón de unos siete metros de diámetro. Exhibe además un escalonamiento que los constructores denominan zarpa; este declive escalonado anuncia, según los arqueólogos Santiago Palacios y Cristina Forteza, que el trazado de los restos amurallados podría proseguir hacia zonas de mayor profundidad aún no excavadas, situadas bajo el ala oeste de la Almudena. En esa dirección proseguirán las excavaciones que ahora parten de las abiertas entre el palacio y la catedral.

Hasta ayer, la profundidad excavada en este rectángulo, de 12 metros de ancho por 20 de largo, era de unos cuatro metros y medio bajo cota. A esta profundidad acaba de ser descubierta, también en las últimas horas, una galería porticada y abovedada con ladrillos de unos once metros de longitud, sellada con un paño también enladrillado. Su ancho pórtico de entrada ha sido protegido con un maderamen. El túnel, desde el cual se contemplan erguidas las agujas de la catedral de la Almudena, presenta un recodo en dirección al talud que flanquea el Palacio Real; la galería se adentra bajo la plaza de la Armería. Todo indica que el corte del terreno que hoy se observa desde el Campo del Moro, bajo el palacio, fue rellenado por completo por Segundo de Lama durante las obras de construcción del templo catedralicio, a comienzos de siglo, ya que el lienzo amurallado y las bóvedas contiguas se encuentran situados a unos veinte metros en línea recta del actual talud.

Los restos amurallados, así como distintos fragmentos de cerámica y porcelana dispersos entre los 6.000 metros cúbicos de áridos excavados, están siendo examinados por el equipo de arqueólogos de Esther Andréu, y fueron mostrados ayer a este periódico por responsables de Patrimonio Nacional, organismo estatal dependiente del Ministerio de la Presidencia. Las obras son supervisadas por el Ministerio de Educación y Cultura. Sobre el terreno surgió ayer mismo, durante la visita, un fragmento de una pieza de vajilla de color violeta y estilo inglés, probablemente del siglo XVIII, así como otro en cerámica blanca, ornamentado con una greca de trazo azul celeste similar a una ancha inflorescencia, y de mayor antigüedad. En las otras dos zonas de actuación, que albergan la Casa de Pajes de palacio y, presumiblemente, otros restos de muralla más profundos pero aún sin descubrir, se han efectuado entibados recubiertos de madera y forrados en plástico para evitar derrumbamientos. Pero las excavaciones, que ya han alcanzado entre cinco y siete metros de profundidad, quedarán detenidas en estas dos zonas a la espera de averiguar el trazado que siguen los restos amurallados encontrados en las últimas horas.

El grupo socialista del Ayuntamiento de Madrid se opone a la prosecución de las excavaciones. "No es de recibo albergar carrozas y porcelanas reales en un ámbito que esconde los orígenes arqueológicos e históricos de Madrid", dijo ayer el concejal Rafael Simancas.

Entretanto, las excavaciones continúan adelante y muestran, cada día, los enigmas de una geometría subterránea desconocida, en rara asimetría con la que se yergue sobre el suelo abierto.

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