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Una exposición recrea el perfil de Fernando Guitarte, coleccionista y mecenas

La Real Academia de San Fernando rinde un homenaje a uno de sus benefactores

La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando se propone exhibir buena parte de los fondos que no tienen cabida en la exposición permanente y, a la vez, señalar la importancia de algunos de sus más importantes benefactores. Fernando Guitarte y García de la Torre (1895-1978), a quien se dedica una muestra inaugurada ayer, es quizá el más singular. Amante del arte, soltero y sin herederos, donó a la institución no sólo su colección, sino todos sus bienes, valorados en unos 1.200 millones de pesetas. Con ellos se han podido comprar, entre otras, obras de Goya, El Greco y Picasso.

A Fernando Guitarte le gustaba dormir cada noche en una cama distinta, todas ellas valiosas piezas de anticuario, distribuidas en las habitaciones de su caserón de la Gran Vía madrileña, según contaba su amigo el crítico taurino Antonio Díaz Cañabate. Un señorial piso cargado con los cientos de objetos reunidos a lo largo de toda su vida y en el que este hombre, soltero empedernido, fue hallado muerto, a los 83 años, en una calurosa tarde de agosto de 1978. Su muerte, discreta y solitaria, fue, quizá, algo que esperaba. Poco amigo de la notoriedad, Guitarte especificó en su testamento que no quería que se publicara ninguna esquela a su muerte y que se le enterrara sin pompas ni ceremonias. Se sabía el último de una estirpe y por eso legó a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando su colección de arte y toda su fortuna, incluidos el piso de Gran Vía y la finca Malpavillo, en Aravaca. Un hecho que, según declaró en su momento, no sólo no lo entristecía, sino que le daba una gran alegría al saber que su legado no sería dispersado. Tras un inventario, en 1981, la herencia se valoró en unos 1.200 millones de pesetas.

La Academia de San Fernando, que lo nombró académico benemérito en 1971, ha comprado desde entonces una serie de valiosas obras de arte, como el Autorretrato de Goya ante su caballete, el San Jerónimo de El Greco, varias obras de Picasso, incluida la escultura de una Cabeza de mujer, y la colección de las 34 planchas de la Tauromaquia de Goya. Estas obras forman parte de la colección permanente de la institución y se pueden visitar en las salas del museo.

La exposición que se inauguró ayer, y que estará abierta al público hasta el 5 de septiembre, pretende recrear el perfil de Guitarte como coleccionista y es un homenaje a su generosa donación. "Era un hombre de buen gusto y que compraba las obras no por su valor en el mercado, sino por el simple placer de rodearse de objetos hermosos", explica Antonio Bonet Correa, director del Museo de la Academia de San Fernando.

La muestra incluye algunos de los muebles que Guitarte tuvo en su casa madrileña, un salón del XIX, un escritorio, relojes, platería, porcelanas. La herencia incluye más de 700 piezas. Ningún retrato suyo. "No era un hombre vanidoso", afirma Blanca Piquero, comisaria de la exposición. "No le gustaba llamar la atención. Era un abogado poco conocido. Pero le gustaban mucho los toros y fue amigo de matadores como Bombita y Belmonte. Por eso hemos incluido algunas de las pinturas y acuarelas de toreros que poseía, como las de Dominguín y Domingo Ortega".

La muestra, que incluye algunas de las últimas adquisiciones de la colección Guitarte, como un importante zuloaga (Vista de Toledo) y un pérez villaamil (Interior de una catedral), está llena de pequeños detalles personales: fotos del interior de su casa, otras de su finca, y una vitrina con algunos de sus objetos más personales, entre las que se encuentran varias miniaturas, como un diminuto florero de porcelana y una desecha sombrillita de seda rosa.

En extinción

"Hemos querido rendir homenaje a un coleccionista, un mecenas y un filántropo, como los que ya casi no existen", dice Bonet Correa. "Ahora se habla mucho de la falta de coleccionistas de arte en España y creo que la actitud de Guitarte es un ejemplo en ese sentido. La Academia no sólo ha apreciado la donación de sus obras, sino que ha sabido acrecentarla con piezas importantes para el museo. El museo de la Academia crece de forma selectiva y hemos ido completando los vacíos más importantes que teníamos, sobre todo en pintura española. La colección Guitarte todavía no se ha cerrado porque podremos comprar más obras con sus fondos".

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