Otro julio plagado de jazz

Duke Ellington, quien este año celebraría su 100 cumpleaños, haría seguramente gustoso un hueco en su agenda para acudir a los cuatro festivales de jazz que se celebran en julio en Euskadi y en el País Vasco frances. No le importaría darse un bañito en las playas de Getxo, San Sebastián y Bayona, ni caminar por la parte vieja de Vitoria, en los momentos que le dejasen libres los casi 150 conciertos que van a inundar de música las cuatro localidades citadas durante 24 días. En julio, el aire reconforta a su antojo con la agradecida brisa estival, pero también porta olor a jazz, a improvisación. Ese efecto lo produce, en esta ocasión, la presencia de personajes como Wynton Marsalis, Chick Corea, Bobby McFerrin, Pat Metheny, Shirley Horn, The Ellington Reunion Band, Courtney Pine, Ravi Coltrane y el pianista Iñaki Salvador. Ellos son algunos de los grandes nombres del jazz presentes en cuatro reputados certámenes que se localizan en un radio de menos de 150 kilómetros. Cuatro muestras que, como las comparaciones son odiosas y más aun entre vecinos, buscan remarcar su propia identidad recurriendo a aspectos bien diversos, como son tanto la propia confección del cartel, como el espíritu competitivo del mismo (sólo Getxo mantiene un concurso de grupos), o la belleza o singularidad de los escenarios, con lo que juegan especialmente Bayona y San Sebastián. La existencia de dicha diferenciación la remarca el propio Iñaki Añua, director del festival de Vitoria (donde Badi Assad ha sido sustituida por el José Luis Gutiérrez Trio)desde hace 21 años: "En un territorio geográfico tan pequeño, y sólo durante julio, hay cuatro festivales muy distintos: Getxo con su jazz europeo; nosotros mezclando grandísimas figuras y músicos noveles; el de Bayona más clásico, con un programa más tradicional; y el de San Sebastián más lúdico, en una ciudad bellísima. No tienen nada que ver, no se repiten los músicos y creo que la oferta es muy singular". Pero, pese a las marcadas diferencias, también existen rasgos comunes concentrados principalmente alrededor de la organización de jam sessions ideales para noctámbulos (comienzan alrededor de la medianoche), de la multiplicidad de escenarios y de la escasa representación vasca, limitada a la intervención del Jon Urrutia Trio en Getxo y de Iñaki Salvador y Gonzalo Tejada (integrados en el cuarteto capitaneado por el primero) en San Sebastián. También resulta curioso que los principales reclamos sean artistas que, aun siendo de primera fila, auténticas figuras mundiales, su ubicación se halle en géneros diferentes al jazz. Es el caso de B.B. King, considerado rey del blues y principal figura, y de Van Morrison, la garganta blanca más conocida de la música soul. Aunque, en opinión de Añua, la presencia de otros estilos no debe invitar a pensar que escasean las figuras jazzísticas: "Los grandes mitos, lógicamente, han ido desapareciendo: Louis Armstrong, Duke Ellington, Sarah Vaughan, Miles Davies... El tiempo no pasa en balde. Lo que sí hay, gracias a Dios, es una gran cantidad de músicos jóvenes que se están dedicando al jazz, en vez de a otras músicas. El gran responsable de ello quizá sea Wynton Marsalis; muchos músicos jóvenes se están dedicando al jazz porque ven que puede dar dinero y puede darte fama".