El futuro del empleo depende del crecimiento en el sector de servicios
La mayor capacidad de emplear en el sector servicios le permite a la economía de Estados Unidos crear puestos de trabajo que Europa no puede crear. Este dinamismo de los servicios, basado en la adaptación de los trabajadores al mercado de productos, ha generado un diferencial de empleo favorable a EE UU y pone sobre el tapete la falta de adaptación del modelo europeo ante el reto de las economías cambiantes que abrirán el siglo XXI. Esta es una de las principales conclusiones a las que han llegado los expertos reunidos la semana pasada en Barcelona en la V Conferencia Internacional sobre Creación de Empleo, organizada por el Instituto de Estudios Superiores de la Empresa (IESE). La UE muestra un balance muy inferior al de Estados Unidos en cuanto a la capacidad de crear empleo destinado. Tanto Europa como EE UU destinan el 20% de su población activa al sector agrícola y a la industria. El restante 80% se distribuye en Europa entre el 40% dedicado a los servicios y el otro 40% en el que se incluyen desempleados, trabajadores que no participan en el mercado, autónomos y empleados por cuenta ajena. En EE UU, los servicios ocupan al 54% de la población en edad de trabajar, mientras que sólo el 26% no participa en el mercado laboral o está en paro. La capacidad de crear empleo en ese sector por parte de EE UU es muy superior a la de Europa. La diferencia es del 14%. Los expertos consideran que estas diferencias se deben básicamente al mayor dinamismo social de EE UU y a la adaptación de los empleados a nuevos productos. "La escasa creación de puestos de trabajo en Europa se debe a la incapacidad del sistema educativo y laboral para dar respuesta a las nuevas necesidades de las empresas", explica Jordi Gual, profesor del IESE. La Comisión Europea reveló que en 1998 las vacantes no cubiertas en nuevos sectores de la economía de la información ascendían a 500.000 personas. La última cumbre de la Unión Europea, celebrada en Colonia (Alemania) en los primeros días de junio, abordó el Pacto Europeo para el Empleo basado en tres pilares -las reformas de los mercados de trabajo, la mejora de la innovación y la eficacia de los mercados de bienes y consumo-, a los que se ha añadido el diálogo macroeconómico de coordinación de las políticas económicas y fiscales de los Estados miembros. Los expertos consideran que pese a estos esfuerzos de la UE, el desempleo en Europa -una tasa del 11%, en términos de población activa- tiene escasas posibilidades de mejorar si se mantiene un modelo basado en la alta productividad por empleado frente a la baja tasa de ocupación. "Los europeos optaron en su momento por un marco de relaciones laborales en el que se ha dado prioridad a los aumentos de productividad frente a la generación de puestos de trabajo", explica Gual. El mismo profesor del IESE afirma que los elevados costes fiscales y sociales han expulsado del mercado de trabajo a varias capas de la población y las ha situado en el desempleo. La crítica generalizada de los expertos al modelo de concertación europeo clásico, altamente regulado, no coincide en cambio con el último informe anual sobre empleo de la OCDE. Este organismo ha advertido sobre la incapacidad de las desregulaciones legales a la hora de crear un empleo que no crean las condiciones económicas por sí solas. Según la OCDE, la regulación del mercado laboral mantiene el empleo fijo y ayuda a crecer el temporal, en contra de los criterios mantenidos por muchos expertos y en consonancia con las opiniones vertidas por los líderes sindicales europeos.
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